Jesús Evaristo Casariego,
director del diario El Alcázar en la década de los cuarenta y en la actualidad director del Instituto de Estudios Asturianos (IDEA), acaba de acusar a la Universidad de Oviedo de albergar en sus cátedras "la inmunda presencia de maricones" y de facilitar sus locales para que los homosexuales hagan "propaganda de sus asquerosos extravíos y nefandos pecados". El origen de la polémica no parte, como podría parecer, de una campaña de Casariego contra la liberación sexual, sino de su cabreo por la aparición del primer estudio crítico sobre la institución que dirige, presidida, a su vez, por el consejero de Cultura del Principado, el socialista Manuel Fernández de la Cera. El hecho de que la publicación, de la que es autor el joven historiador Jorge Uría, fuera presentada en la Cátedra Jovellanos, el mismo lugar en el que días antes habían intervenido los homosexuales catalanes Jordi Petit y Julio González, es lo que ha dado pie a Casariego para arrojar sus iras contra "una cátedra universitaria desde la que se defiende a los maricones y tortilleras".
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