Todo no es amor
El motivo de mi carta es exclusivamente dejar patente algo que está en la mente y en las conversaciones de casi todos los españoles, la programación desastrosa, pobre y chabacana que nos ofrece diariamente nuestra Televisión estatal. Esto, creo yo, es una opinión generalizada, de la que poca gente difiere, pero no deseo en este caso hablar sobre la totalidad de la programación, sino sobre un programa en concreto: Super Star.Una sección de dicho programa (creo que se llama Todo es amor), es no sólo de una absoluta falta de buen gusto, sino que además no tiene ninguna gracia, todo su planteamiento es ridículo, denigrante y provoca una total y absoluta vergüenza ajena por los/las concursantes, la presentadora y el señor con el traje de corazón rojo que dicho sea de paso es todo un poema. ¿A qué mente elucubrante podría ocurrírsele que con semejante engendro se puede mitigar la soledad y relacionar a la gente? Pero si es patético ver la cara de la señorita elegida de turno al ser presentada a su galán, que la observa como a un jamón o a un queso de bola, mientras la señorita presentadora le pregunta "¿te gusta?", como si fuera una mula de feria. Parece un mercado de piezas de recambio de segunda mano, pero que hablan (lo cual es muchísimo peor, ya que tanto las preguntas como las respuestas suelen ser de una vulgaridad, atroz -"¿Qué haces antes de irte a la cama?" "¿En el amor, eres activa o pasiva?" "¿Te gustan los hombres apasionados?", y una larga lista de sandeces por el estilo).
Y, como remate, el premio del/ de la afortunado/a es pasarse una noche con un/una famoso/a más bien de segunda categoría, una especie de noche de amor, pero a lo basto. En fin, lo más parecido a la tómbola de los Hermanos Cachichi, sólo que en lugar de un oso de peluche, te toca un señor/señora.
Por favor, hay mucha gente que está enferma, o que tiene que quedarse en su casa y no tiene más distracción que la televisión (que pagamos todos), y no creo que sea mucho pedir que pongan cosas más serias un viernes por la noche- Eva María Serrano.
