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Atascos a ambos lados del canal de la Mancha a causa de la huelga de estibadores

Soledad Gallego-Díaz

La primera ronda de negociaciones entre el sindicato de transportes y la patronal para intentar solucionar la huelga de estibadores finalizó ayer sin acuerdo. "Estamos todavía muy lejos de una solución", afirmó el portavoz del sindicato, John Connolly, al abandonar la sede del organismo mediador, ACAS, tras varias horas de discusiones. Sin embargo, Connolly señaló que los estibadores seguían dispuestos a negociar: "Sólo queremos que la patronal se comprometa a no volver a utilizar trabajadores no sindicados para descargar el carbón que nosotros hemos decidio boicotear".

Mientras tanto, los efectos de la huelga han empezado a sentirse pesadamente. Centenares de camiones han quedado atrapados a ambos lados del canal de la Mancha al estar cerrados prácticamente todos los puertos de la costa británica. En Cherburgo y Calais, en Francia, se han formado largas colas de transportes que esperan la apertura de Dover para llevar sus mercancías. En las cercanías de dicho puerto del Reino Unido las colas son tan grandes que dificultan el tráfico normal.Emisoras de radio y de televisión advierten continuamente a los turistas que deben prever varias horas más de las normales para llegar al puerto. Los estibadores mantienen los servicios de transbordador para pasajeros, a fin de impedir precisamente que, en época alta de vacaciones, los trabajadores británicos se vean también atrapados, pero muchos de ellos están perdiendo las conexiones por culpa de los enormes atascos.

Portavoces de la Embajada de Dinamarca señalan que la huelga ha reducido en un 60% las exportaciones agrícolas de aquel país hacia el Reino Unido, que es el principal mercado para la carne y mantequilla danesas. En el puerto flamenco de Zeebrugge hay ya más de 200 camiones que no pueden cruzar el canal.

Por su parte, la huelga de mineros, que dio origen indirectamente a la de estibadores, continúa sin perspectivas inmediatas de arreglo. El presidente de la patronal, lan MacGregor, aseguró ayer que está dispuesto a negociar todas las salvaguardias posibles para los trabajadores, pero que no puede aceptar la exigencia sindical de no cerra un pozo más. El líder minero Arthur Scargill volvió a acusar al Gobierno de presionar a la patronal para que no admita las reivindicaciones de los trabajadores.

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