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Un nigeriano y tres israelíes, uno de ellos anestesista del Ejercito, acusados del secuestro frustrado de Dikko

Soledad Gallego-Díaz

Un comandante médico del Ejército israelí que trabaja como anestesista en un conocido hospital de Petah Tikva, cerca de Tel Aviv, ha sido acusado formalmente de participar en el intento de secuestro del enemigo público número uno de Nigeria, el ex ministro de Transportes Alhaji Umaru Dikko. El médico, doctor Lev Arie Shapiro, compareció ayer ante un tribunal londinense, junto con otros dos súbditos israelíes y un diplomático nigeriano, y permanecerá en prisión hasta que se celebre el juicio. la identidad de los israelíes presuntamente implicados en el secuestro ha supuesto una auténtica bomba en el Reino Unido. El alto comisario (embajador) de Nigeria en Londres, general Haldu Hananiya, fue llamado a consulta por el Gobierno de Lagos.

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Desde el primer momento se dijo que varios judíos habían participado en la fracasada operación, pero el hecho de que uno de ellos sea comandante de la reserva y senior consultant del departamento de Anestesiología del hospital Hasmaron, ha obligado al primer ministro, Isaac Shamir, a interrumpir brevemente su campaña electoral para desmentir la impli cación de los servicios de espionaje israelíes. "Es un hecho criminal que no tiene nada que ver con este país", afirmó.Según fuentes judías en Londres, el doctor Shapiro nació en la Unión Soviética hace 43 años, pero realizó sus estudios en Estados Unidos. En 1970 se instaló en Israel, y en su condición de comandante médico ha estado destinado en varias ocasiones en Líbano. Su esposa, que también es médica, aseguró al principio que su marido se encontraba de servicio, pero rectificó después y afirmó que estaba fuera del país "acompañando a un pa ciente".

Aunque los cargos de la policía acusan a los cuatro hombres de "pretender sacar del Reino Unido, contra su voluntad, a Dikko y de administrarle, ¡legalmente cuatro estupefacientes distintos", parece que Lev Shapiro fue el hombre que Scotland Yard encontró en el mismo cajón donde estaba Dikko, provisto de jeringas y de drogas.

Los otros dos israelíes procesados son Félix Abitbol, de 31 años, nacido en Túnez, propietario de un restaurante-discoteca en la ciudad costera de Nepanya, y Alexander Barak, de 27 años, identificado como un hombre de negocios de la misma ciudad.

La historia del intento del secuestro es tan rocambolesca que Israel tendrá dificultades para mantenerse al margen del escándalo. En el caso del Gobierno nigeriano, esto resulta ya prácticamente imposible. Scotland Yard afirma que el transporte de las cajas hasta el aeropuerto de Stansted se realizó en coches con matrícula diplomática nigeriana y que la facturación fue supervisada por un funcionario de la Alta Comisión de aquel país.

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El nigeriano detenido, Mohamed Yusufú, de 40 años, afirma ser diplomático, pero, afortunadamente para Londres, no figura en ninguna de las listas en poder del Foreign Office, por lo que no podrá reclamar inmunidad ante los tribunales, como sucedió en el reciente caso de los libios. Sin embargo, la policía británica sigue empeñada en interrogar a varios miembros de la Alta Comisión, que sí están protegidos por la Convención de Ginebra. El embajador de Lagos, general Haldu Hananiya, se volvió a entrevistar ayer con el jefe del servicio diplomático del Foreigrí Office, sir Anthony Aucland, quien reclamó una respuesta inmediata de Nigeria. Si Lagos niega la autorización para el interrogatorio, Londres podría expulsar a diplomáticos nigerianos y Lagos hacer otro tanto.

El Gobierno militar de Buhari ha iniciado su propia ofensiva, reclamando a Londres la extradición de Dikko, acusado de haberse apropiado, en sus cuatro años como ministro, de más de 1.000 millones de dólares (unos 160.000 millones de pesetas).

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