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El Festival de Otoño presentará espectáculos en un centenar de escenarios históricos o populares

El presidente del Gobierno autónomo de Madrid, Joaquín Leguina, presentó ayer el avance del próximo Festival de Otoño, organizado por la Consejería de Cultura, que se celebrará en Madrid capital y provincia, desde mediados de septiembre hasta finales de octubre. El presupuesto del certamen es de 150 millones de pesetas, el 50% de los cuales se financiarán, según los cálculos de los organizadores, con la venta de entradas. Varias instituciones colaboradoras aportarán de un 20% a un 30% del presupuesto y la Comunidad de Madrid, el resto.

Con la experiencia larga del festival santanderino, extendido por él a Cantabria, el director de las series madrileñas, José Luis Ocejo, y su colaboradora, Pilar Yzaguirre, con todo el equipo ayudante de la comunidad, se han planteado un festival original y atractivo, pesado y medido en sus diversos aspectos.El teatro Real, el Español y el Albéniz; los museos del Prado y Arqueológico; los palacios de Exposiciones y Congresos y de los Deportes; la Academia de Bellas Artes de San Fernando; los templos de la Encarnación y Pontificio de San Miguel; el parque del Retiro, y casi una treintena de plazas y jardines serán escenarios de las representaciones y conciertos de Madrid.

Los sitios reales de Aranjuez, La Granja, San Lorenzo de El Escorial; las iglesias y universidades de Alcalá de Henares; el monasterio de El Paular; la plaza de Chinchón; los polideportivos, parques, casas de cultura e iglesias de Alcobendas, Torrelodones, Leganés, Móstoles, Collado-Villalba, San Sebastián de los Reyes, Torrejón de Ardoz, Móstoles, Getafe, Buitrago y Navalcarnero albergarán tanto conciertos de música antigua como encuentros de bandas, exhibiciones de danzas o recitales de órgano, en la periferia de Madrid.

Habrá jornadas que, desde el primer momento, reclaman la atención de modo especial: el recital de José Carreras, con la Orquesta Sinfónica de RTVE; el de Ruggiero, Raimondi, con el pianista Arnaltés; la Orquesta y Coro Monteverdi, de Hamburgo; el Philip Jones Brass Ensamble; el grupo de Philip Glass, una de las figuras de la música repetitiva; la Orquesta Nacional y Orfeón Donostiarra, a los que Jesús López Cobos dirigirá la Misa solemne, de Beethoven, y, en fin, la Orquesta Filarmónica de Viena, dirigida por Leonard Bernstein, con Kristian Zimerman como solista, en el Segundo concierto, de Brahms.

En otro género han de destacarse las intervenciones de Amancio Prada, con su Cántico espiritual, de san Juan de la Cruz; el jazz de Tete Montoliu; el gran encuentro de Bandas de Música; la maratón de piano para jóvenes, con 20 intérpretes de 10 países, y los programas de la Orquesta de Laúdes. A ellos uniría los coros infantiles de Vitoria y Hungría.

Dos ciclos importantes

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Dentro de las jornadas hay dos ciclos a tener en cuenta: la Semana de Música Española, que a los conciertos de nuestra música histórica (Cantigas, Códice calixtino, Códice de las huelgas) une discusiones y mesas redondas de carácter internacional, y el Ciclo de Órgano, en el que se utilizan los instrumentos del Museo Arqueológico, la Encarnación, Palacio Real, San Miguel y Bellas Artes. Wolfgang Zerer, André Isoir y Lionel Rogg alternan con los españoles Antonio Baciero, Montserrat Torrent o Cristina García Benegas y se atiende al repertorio hispánico con especial incidencia en la obra de Correa de Arauxo, en el cuarto centenario de su nacimiento.Quizá uno de los mejores capítulos del festival, por poco frecuentado, es el de las expresiones artísticas no europeas: las Danzas del sur de la India, Bharatanatyam, con la diva Padma Subramanián; los Hombres azules de Marruecos y las Músicas tradicionales de Japón, un grupo de grandes intérpretes de instrumentos antiguos japoneses, con danza. La presencia del Ballet de Ginebra, dirigido por Óscar Araiz, para interpretar una de sus mejores creaciones, Tango, sobre este aire tradicional argentino, causará análogo impacto que en el Festival de Santander de 1983. El Ballet de Stuttgart ofrece también un título de interés: La fierecilla domada, sobre la obra de Shakespeare.

Varias formaciones españolas juntas ofrecen estilizaciones populares y ballets orgánicos. Entre otros, la compañía nacional de María de Ávila trabaja sobre Chaikovski y Beethoven. Párrafo aparte merece la Alwin Nikolais Dance Theatre de Estados Unidos, una de las mejores en danza moderna.

El Pequeño Teatro de Madrid, de Antonio Guirau, con El caballero de Olmedo, de Lope; la compañía Serapions, de Austria, con Double Paradise; la estadounidense One Mo Time, con su Black Vaudeville, 1920; La Chène Noir, de Francia, con La legende des milles taureaux; la Trisha Brown Company norteamericana; Il Gruppo della Rocca, de Italia, con Kafka, Esquilo; la Compañía Dramática Española, con Fuenteovejuna, producida por José Osuna, y los cinco grupos de Bilbao, que hacen Oficio de tinieblas, de Camilo José Cela, dan contenido al ciclo teatral.

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