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España y la CEE concretan un nuevo sistema de trabajo para impulsar la negociación

Andrés Ortega

España y la Comunidad Económica Europea (CEE) decidieron ayer cambiar su sistema de trabajo para impulsar las negociaciones de adhesión. Bienvenido sea, pues era necesario. Antes de cada sesión formal de negociación a nivel ministerial, se celebrarán reuniones "triangulares" entre la Presidencia irlandesa de la CEE, la Comisión Europea y la parte española, con vistas a llegar a preacuerdos y despejar el camino para la sesión formal de los ministros. Manuel Marín, secretario de Estado para las Relaciones con la CEE declaró ayer que el punto crucial de las negociaciones llegará a mediados del mes de septiembre.El acuerdo sobre el sistema de trabajo al que se llegó ayer se hacía esperar, y es una decisión de suma importancia práctica en todo el proceso. Marín mantuvo ayer un largo almuerzo de trabajo en Bruselas con el representante permanente irlandés, el embajador Andrew O'Rourke y con los comisarios Lorenzo Natali y Etienne Davignon (quien está entrando cada vez más intensamente en estas negociaciones a través de los temas industriales).

Así se acordó que, dos o tres días antes de la reunión del COREPER (Comité de Representantes Permanentes -o embajadores- de los diez) que ha de preparar la sesión negociadora, la Presidencia, la Comisión y España, representada por Marín y los directores generales u otros expertos competentes "con capacidad de decisión", se reunirán en prenegociación para intercambiar información sobre sus distintas posiciones y conocer, según Marín "los planteamientos de una y otra parte, los grados de acuerdo y las líneas de compromiso o bloqueo". El COREPER posteriormente las discutirá, pero en estas discusiones pueden quedar indivudualizados los Estados que planteen problemas.

"No cabrá excusa, de aquí en adelante", señaló Manuel Marín, "de no poder decidir porque no se conozca el contenido de los documentos con adelanto". También "se evitarán excusas de una y otra parte, incluída la española". Marín mencionó como "dato objetivo", "la suma lentitud y pesadez de la máquina comunitaria". Se intenta así escapar al lento proceso del intercambio de declaraciones en cada sesión formal de negociación, pero a la vez combinar dos aspectos fundamentales: la flexibilidad y respeto a las normas comunitarias en el modo -no el contenido- de la negociación.

Para el secretario de Estado, "el punto neurálgico de la negociación" llegará en la sesión del 17 y 18 de septiembre. No cabe esperar pues grandes acuerdos el 24 de julio -puede haber sorpresas sin embargo- ni el 3 de septiembre, tras el verano. El 23 de julio se trata de provocar la dinámica de trabajo.

El sistema de trabajo "a tres bandas" es similar al que rigió al final de las negociaciones de adhesión con Grecia, con la gran diferencia de que los negociadores españoles no piensan instalarse de modo permanente en Bruselas.

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