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Mitterrand inicia su visita a Jordania, pero se niega a conversar en Amman con Arafat

Cuando el desprestigio de EE UU se encuentra en su cénit entre los árabes de Oriente Próximo a causa de su alianza estratégica con Israel, de su fracaso en Líbano y de su negativa a vender armas sofisticadas a algunos países de la región, el presidente francés, François Mitterrand, iniciaba ayer en Jordania una gira por Oriente Próximo que también le llevará a Egipto.Pero, a pesar de su política más equidistante entre árabes e israelíes, París no constituye una alternativa en la zona a la política de Washington por carecer de la necesaria influencia diplomática, y, todo lo más, puede esperar aprovechar la decepción causada por la Administración del presidente Ronald Reagan para fortalecer sus lazos con algunos países e incremenar sus suministros de material bélico, opinan fuentes galas.

En Amman, el rey Hussein intentará convencer al jefe de Estado francés de que después de las elecciones israelíes respalde la convocatoria hecha por la ONU de una conferencia internacional sobre Oriente Próximo. Los límites de la autonomía diplomática francesa han quedado, sin embargo, puestos de relieve por la paralización de su proyecto de resolución conjunta con Egipto a favor de un reconocimiento mutuo de Israel y de la Organización para la Liberación de Palestina.

A pesar de sus aparentes veleidades propalestinas, el presidente galo se ha negado a recibir en la capital jordana -en contra de lo que hizo en marzo el presidente del Gobierno español, Felipe González- al líder palestino, Yasir Arafat, que, en consecuencia, acortó su estancia en Amman prevista, teóricamente, para inaugurar una reunión científica.

Tanto en Amman como en El Cairo, la delegación presidencial francesa discutirá la guerra Irán-Irak, en relación a la cual Mitterrand expresó el domingo su solidaridad con los países árabes del Golfo, y de las posibles ventas de armas galas. En la capital jordana este asunto cobra especial interés después del rechazo por la Administración estadounidense, sensible a las presiones del lobby judío, de proporcionar al reino misiles antiaéreos portátiles Stinger. Y Egipto está interesado en montar aviones Mirage 2000 y helicópteros Super-Gazelle, así como en fabricar misiles Milan, Hot y AS-30.

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