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En la muerte del autor "España, un enigma histórico"

Consternación en la comunidad hispana por la desaparición de una figura singular

Numerosos intelectuales y académicos españoles y latinoamericanos expresaron su pesar por la desaparición de Claudio Sánchez Albornoz. Pérdida irreparable que el escritor mexicano Juan Rulfo consideró no sólo para España, sino "para todos".

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La muerte de Claudio Sánchez Albornoz no por esperada causó menos pesar entre sus amigos y discípulos latinoamericanos, por la singularidad, el rigor y la conducta inalterable del personaje.Aunque nació y murió en España, el historiador Claudio Sánchez Albornoz vivió 43 años en Buenos Aires y en esa ciudad realizó muchas de sus investigaciones. En Argentina, su segunda patria, recibió los mayores galardones de su vida y creó una escuela de historiografía de amplio prestigio en todo el mundo latinoamericano.

En Madrid, el rector de la Universidad Complutense, Amador Schüller, recordó a Efe que Sánchez Albornoz ocupó dicho cargo en 1932, antes de la guerra civil (1936-1939), "por lo que, además de ser un día de luto para España, es un día muy triste para la universidad española". Schüller dijo de Sánchez Albornoz que fue "un hombre singular en la historia de España, un extraordinario hombre político por su gran sentido ético y moral".

El escritor mexicano Juan Rulfo -que, entre otros, tiene el Premio Príncipe de Asturias, precisamente el último que recibió Sánchez Albornoz, en mayo- dijo a Efe que la pérdida del historiador español "es para todos". El autor de Pedro Páramo y El llano en llamas indicó que es una pena que Sánchez Albornoz haya pasado tantos años en el exilio para volver a España y vivir allí sólo unos cuantos meses. Juan Rulfo comentó que Sánchez Albornoz retornó a España, como "un hombre grande, con la intención de morir" en la tierra que le vio nacer.

Católico, demócrata y republicano, Albornoz fue calificado públicamente por muchos estudiosos de su obra como "el último liberal" y confesó a su discípula preferida en Buenos Aires, Hilda Grassotti, que si hubiera tenido que elegir un pensamiento como divisa de su vida habría sido la frase de san Pablo: "Donde está el espíritu de Dios, allí está la libertad".

Figura máxima

De "figura máxima de la intelectualidad española" le calificó el secretario general de la Asociación Patriótica Española, Pedro Massó. Éste, a quien unía una estrecha amistad con Albornoz, declaró que se sentía profundamente impresionado por la muerte del historiador, en el que se juntaron "lo españolísimo, lo abulense y lo argentino", por gratitud en el exilio. Sánchez Albornoz", manifestó, "tenía un deseo especialísimo de morir en Buenos Aires, donde transcurrió la segunda mitad de su vida, pero quería que su cadáver llegara a Ávila, donde pidió ser enterrado".El ex ministro de la República española Leandro Pita Romero mostró también su desolación al conocer la noticia del fallecimiento de quien fuera su amigo y compañero de exilio. "Nos unía", dijo, "una amistad fraternal, ya que habíamos sido ministros de la República juntos, y luego seguimos unidos de diputados en las Cortes y en el exilio. La vida de don Claudio en Buenos Aires era ejemplar", añadió Pita Romero. "Se dedicó intensamente al estudio y a la creación del Instituto de Historia de España. Y como persona", agregó, "era un hombre encantador, un amigo ideal, y el trato con él constituía una fiesta". En cuanto al contenido de su obra, Pita Romero consideró que es de una envergadura extraordinaria, ya que puede ser catalogado, sin disputa, como "uno de los primeros medievalistas del mundo".

José Luis Messía, embajador de España en Argentina y encargado de la edición de la obra de homenaje a cargo del Gobierno español, dedicada al gran historiador, lo calificó como "uno de los españoles más extraordinarios conocidos". La obra de homenaje a Sánchez Albornoz comprenderá una colección de volúmenes que aparecerán en Argentina a razón de dos por año.

En Montevideo, el profesor Washington Reyes Abadie dijo a Efe que el historiador español "fue el pionero de la renovación del criterio de la historia americana". Agregó que partió de un "punto de vista de la verdad y recuperación del nacimiento de nuestros países", y subrayó la significación que tuvo la investigación sobre las formas originarias del período fundacional de las naciones americanas.

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