_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

'Hamburguesia'

En un país individualista es lógico que la influencia foránea le llegue a través de individualidades. El endecasílabo nos vino gracias a una carta de Navaggiero a Juan Boscán; el socialismo, merced a un viaje de Lafargue, y el baloncesto, de la mano de un cura escolapio que se llamaba Millán y era tío de unos compañeros míos de colegio.Igual puede decirse de lo futbolístico: Ladislao Kubala nos enseñó a proteger la pelota con el cuerpo, Alfredo Di Stéfano a rematar de tacón, y Johan Cruyff a saltar a tiempo para que no le pulverizaran el tobillo. Ido y bien ido Diego Armando Maradona, ¿qué nos ha dejado?

Hermes bifronte, con una cara Maradona nos pedía que no nos drogásemos, y con la otra que entregáramos la causa de nuestro paladar a la hamburguesa.

Hay hamburguesas y hamburguesas. Desde la fórmula excelsa de la hamburguesa trufada, reforzada con una cucharada de bechamel, rebozada y frita en sus aceites precisos, a esa peliculilla proteínica con catsup que engulle irresponsablemente buena parte de nuestra juventud, media la distancia que hay entre la alfabetización y su contrario.

Está demostrado que esa hamburguesa industrial crea tanta adición como la heroína, y aunque no es dañina para la salud del soma, deja la psique afectada. Muchos niños hijos de madre hamburguesa dicta nacen con el síndrome del catsup, y hay que inyectarles tan espesa sangre desde que abren los ojitos a este mundo que, como decía Aute, no sabe adónde va.

Flaco consuelo el de que Maradona se ha ido con la hamburguesa a otra parte. En la destrucción del sustrato ideológico del Mediterráneo tan nociva es la penetración cultural a través del paladar como la que va directamente al cerebro, por la visión o el oído. La pequeña burguesía se está convirtiendo en una pequeña hamburguesía con catsup, y Maradona es uno de los intelectuales orgánicos más responsables de este genocidio cultural. Preferible el exquisito neonato que te pega una paliza sobre el milagro de los panes y los peces del Rioja del setenta a la víctima de Maradona que chupa esa raquítica teta de picadillo llamada hamburguesa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_