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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Imagen y gestión en las empresas públicas de transportes

Desde hace años sigo la gestión de la empresa pública y he podido comprobar cómo su valoración se efectúa en buena medida -a veces excesivamente- por la Prensa.En principio esto debiera ser muy positivo, por cuanto puede abrir un debate esclarecedor ante la ciudadanía, pero en algunos casos sólo se limita a un bombardeo de información-publicidad lanzado por los gestores (incluso encubriendo situaciones graves), resultando muy difícil que los profesionales del periodismo puedan desvelar la realidad.

Modestamente creo que la tarea sindical, pegada al suelo de las empresas, puede mitigar en algo ese gran montaje de imagen al servicio de los gerentes públicos. En eso hay una gran diferencia de estilo a favor de la empresa privada, desde donde se pide a los ciudadanos-consumidores crédito a sus productos, y no a su presidente.

La lógica política de la empresa pública puede que haga inevitable ese juicio ante los medios de comunicación, y no es así casual que en estas empresas existan mastodánticos gabinetes de prensa e imagen. Pero admitiendo esta lógica, al menos reclamemos el debate limpio y,equilibrado. Ése debería ser un empeño moral desde el poder.

Sin embargo, los responsables públicos últimos omiten algunas veces este incómodo propósito ético, cerrando filas ante gestores impresentables, estableciéndose una auténtica autodefensa de grupo, sintiéndose hostigados -que no ayudados- por cuantos plantean alguna crítica.

Por supuesto que si ésta viene de los sindicatos la desconsideración es más patente, y aunque argumentemos que atiendan nuestras razones y no nuestra presión, siempre se convierte en un pulso de poder que, naturalmente, el Gobierno debe ganar a los sindicatos.

Lucidez para todos

Junto a tanta cerrazón hay veces que asombra la explosión de lucidez hipercrítica. Éste es el caso del Ministerio de Transportes ante una empresa, Iberia, que orgánicarnente no depende de ese departamento.No me refiero a los conflictos entre Iberia y la Dirección General de Aviación Civil, inevitables entre empresa y Administración aérea, máxime cuando Aviación Civil se ha convertido en un serio contrapunto al libre hacer de las compañías, cuando esa Dirección no renuncia a ordenar, reglamentar e inspeccionar y cuando la Administración no quiere ni debe ser un mero apéndice de las empresas. Me refiero a la crítica acerba a la gestión. empresarial de Iberia -en cualquier foro- por quien no tiene la responsabilidad ni la tutela de la empresa.

En el consejo de administración del Instituto Nacional de Industria (INI) del pasado 23 de mayo el propio presidente del organismo tuvo que tildar de caricatura la crítica a la gestión de Ibería que el subsecretario de Transportes realizó en esa, misma sesión.

No pretendo defender la gestión del presidente de Iberia en el ejercicio 1982-1983, aunque apenas estuviera dos tercios del período al frente de la empresa durante ese ejercicio. El paso de 8.164 millones de déficit en el ejercicio 1981-1982 a 29.695 millones de pesetas en 1982-1983 no es sóld aparentemente espectacular, sino seriamente preocupante, aunque la insuficiencia en 1982-1983 de un 14,3% de los ingresos comerciales sea relativamente pequeña, mostrando que la compañía se encuentra prácticamente en equilibrio económico a pesar de las cuantías absolutas del déficit, que en todo caso se transformará automáticamente en subvención presupuestaria.

Huelga de pilotos

Junto a ello, el presidente de Iberia está sorprendiendo por su entereza ante la huelga de los pilotos, en la que, por primera vez en la historia de Iberia, se pone coto a sus desmesuradas pretensiones y al mismo tiempo, por primera vez también, se lleva a rajatabla la igualdad de, trato para todos los colectivos.Precisamente esa igualdad de trato es la que falta en el Ministerio de Transportes, Turismo y Comunicaciones a la hora de juzgar la gestión de las empresas, estableciendo un doble rasero según dependa o no del ministerio. He aqui la falta de credibilidad y fuerza moral a la hora de la crítica.

Iberia es un desastre por un incremento del déficit en 21.801 millones en 1981-1982, frente a 1982-1983. En Renfe el déficit de 1983 se incrementá en 30.830 millones respecto a 1982 y el déficit imputable a la gestión -el indicador básico de gestión económica- pasó de 25.652 millones en 1982 a 41.858 millones en 1983, un 63% de crecimiento, y eso se ha presentado como una gestión brillante.

En FEVE (Ferrocarriles de Vía Estrecha) el ministerio ha hecho silencio frente al ruido de Iberia, pues allí ni la operación imagen es posible, ante un transporte marginal y decreciente donde la cobertura de los ingresos en la explotación ha caído tres puntos de 1982 (28,95%) a 1983 (25,8%) y en el que la consignación de subvención a la explotación es de 6.500 millones, que han resultado insuficientes (faltan 742 millones), además de la subvención de capital de 4.056 millones... Éste podría ser un bonito debate.

En UGT somos partidarios de una mayor integración funcional de las empresas públicas de transportes en el ministerio del ramo, pero reprobamos determinadas conductas de descalificación que, creemos, no aceleran el proceso.

Victoriano Sánchez es secretario general de la Federación de Transportes y Comunicaciones de UGT.

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