Mueren 7 marineros españoles en el ataque iraquí a un petrolero en el golfo Pérsico
Siete marineros españoles y uno alemán murieron el miércoles a bordo del petrolero suizo de bandera liberiana Tiburón, que fue alcanzado por un cohete iraquí en aguas del golfo Pérsico próximas a la terminal petrolera iraní de la isla de Jarq. Otros 17 marineros españoles que viajaban en el buque resultaron ilesos. El ataque, el más grave desde que comenzó la guerra de] Golfo, hace 44 meses, es el primero que afecta directamente a marineros españoles. El embajador iraquí en España fue convocado al Ministerio español de Asuntos Exteriores para dar explicaciones por lo ocurrido. El primer ministro iraní, Mir Hussein Mussavi, anunció que Irán "devolverá golpe por golpe".Viene de la primera página
"Acababa de definir la posición de nuestro buque: 25/18 Norte y 50/45 Este. Nos encontrábamos a 33 millas marinas de la costa iraní. Eran las 13.17 horas del miércoles. Mi marinero de estribor percibió algo por encima del agua. Yo escuché una especie de zumbido. Era un misil. Sonó un estruendo sordo. Nos acertó de lleno a poco más de un metro y medio por encima de la superficie del agua. Penetró por la aleta de estribor, por popa, e hizo un agujero enorme. Atravesó un tanque de fuel y se metió en la sala de máquinas. Allí no se salvó nadie. Eran siete hombres, seis españoles y un alemán. Allí quedaron. Sólo Etelvino Duarte Araújo, como un valiente, con las tripas fuera, logró trepar hasta cubierta. Murió en el traslado al hospital. Los demás no salieron, sus cuerpos quedaron calcinados".Son palabras de Francisco Luis Clar Beltrán, de 51 años, casado y madrileño, segundo oficial del petrolero suizo Tiburón, con 32 hombres de tripulación y 300.000 toneladas de carga, que fue atacado por un cohete iraquí de gran tonelaje el pasado miércoles en aguas del golfo Pérsico. Navegaba con los tanques repletos, recién cargados en la madrugada del miércoles en la terminal petrolera iraní de la isla de Jarq. A unas 55 millas náuticas de Jarq y a 33 millas de tierra firme, el buque fue alcanzado por un misil, presumiblemente un Exocet, que le puso en llamas.
"La tripulación en ningún momento fue presa del pánico; aguantó casi tres horas en cubierta hasta conseguir poner los botes sobre el mar, y abandonó el petrolero cuando se tuvo la certeza de que no podíamos recuperarlo. Luchamos a muerte contra el fuego, pero las explosiones se sucedían con una frecuencia cada vez más corta", asegura el oficial Clar.
"Los españoles mostraron una actitud tan disciplinada y serena que sorprendió al capitán alemán Schponagel", agrega el marino mercante madrileño. "Media hora después del ataque se presentó un helicóptero de la Marina iraní, que recogió a Etelvino Duarte y lo condujo, según creo, a un hospital de Bushehr, un puerto iraní cercano. Nosotros descendimos al bote y fuimos recogidos en el mar por una patrullera de la Marina de guerra", añade.
El 21 de junio, la tripulación se había embarcado en Al Fujairah, en los Emiratos Árabes Unidos, frente al mar de Omán. "Le cambiaron de bandera, le pusieron la liberiana, y su tripulación sueca abandonó el buque. Nosotros, españoles y alemanes, nos instalamos allí. No sabíamos a ciencia cierta a dónde íbamos, si a una zona de guerra, área militar o quién sabe dónde. Sólo nos dijeron que se trataba del golfo Pérsico. Somos marinos mercenarios", dice con ironía el oficial Clar.
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Los supervivientes españoles creen que pudo ser un Exocet el misil que puso en llamas al petrolero suizo 'Tiburón'
Los 17 supervivientes españoles se encuentran en perfectas condiciones. No hay ningún herido. Ayer, cuando EL PAÍS se puso en contacto con ellos en el hotel Tangshir, del puerto iraní de Bushehr, donde se encuentran alojados, todos querían que sus familias se tranquilizasen."Díganles que estamos bien, que estamos vivos", repetían con ansiedad. Desean salir de allí y regresar a España, pero aún tendrán que pasar algunas horas en Teherán, donde hoy son esperados al mediodía, según informó a este diario el embajador español en Irán, Javier Oyarzun.
De acuerdo con los testimonios de los supervivientes, ninguno de ellos vio avión alguno que bombardease al Tiburón. Sin embargo, oyeron el silbido del cohete cuando se acercaba, a gran velocidad, al casco del petrolero. Para el segundo oficial y algunos otros, pudo tratarse de un misil Exocet.
Los supervivientes tienen reservadas habitaciones en un céntrico hotel de Teherán, el Grand Hotel, cerca de la agencia Sea Wave, filial de la empresa suiza propietaria del buque atacado.
El embajador Oyarzun, desde que recibió las primeras noticias del ataque, desplegó todas las gestiones a su alcance para hacerse cargo de los españoles accidentados. Con su esposa, María Rosa Marchessi, acudirá hoy al aeropuerto de Mehrabad a recibir a los supervivientes, a los que intentará enviar a España probablemente el sábado."El problema más grave es el del embalsamamiento de los cadáveres que logren rescatar del petrolero", asegura Oyarzun, "ya que es muy difícil hacerlo aquí. Será preciso conseguir un embalsamador. Luego habrá que adquirir ataúdes de plomo, imprescindibles para poder enviarlos a España por vía aérea, cumpliendo los requisitos de la aviación civil. Por todo ello considero que, como mínimo, tardaremos unos cinco días en entregar el cuerpo o los cuerpos a sus familiares", agrega el embajador Oyarzun.
Según pudo saber este diario de los miembros de la tripulación con los que conversó en Bushehr, es casi seguro que sólo llegue a Españía el cuerpo de Etelvino Duarte Araújo, que estaba trabajando junto a la sala de máquinas con un servomotor cuando fue malherido en el vientre por los efectos de la explosión del misil, y, a rastras, consiguió subir hasta la cubierta, desde donde sería trasladado en helicóptero hasta Bandar Bushehr. Murió en el trayecto.
Los muertos eran, además, dos engrasadores, dos limpiadores, un mecánico y un calderetero, todos ellos gallegos, y el segundo maquinista, vasco. Asimismo, murió abrasado el primer maquinista, de nacionalidad alemana.
"Aquello es ahora una gigantesca pira. Las llamas llegan ya a los camarotes más altos", dice el engrasador Julio Antonio Carneira, de La Coruña, que salvó la vida milagrosamente.
Golpe por golpe
Mir Husein Musavi, primer ministro iraní, que asistió a una reunión urgente de su Gabinete para estudiar el hecho, anunció que su país, Irán, "devolverá golpe por golpe", al referirse al ataque contra el buque suizo, que ha encendido todavía más la tensión en el golfo Pérsico.
Un alto funcionario del Ministerio iraní de Asuntos Exteriores, al conocer que eran españoles los marineros muertos, "mostró el pesar del Gobierno de la República Islámica de Irán por lo ocurrido", añadió el diplomático español, quien aseguró además: "Doy por hecho que el Gobierno iraní nos va a prestar toda la ayuda necesaria.
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