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317 cautivos sirios, a cambio de seis prisioneros israelíes

Ariel Lieberman, de 28 años de edad, teniente capturado por el Ejército sirio durante la batalla de Sultan Yacub, fue el primer prisionero de guerra en recorrer a pie el centenar de metros que, en los altos del Golán, separan el último puesto de control sirio de la barrera anunciadora de la presencia israelí.

Poco antes de que Lieberman regresase a su país, los ejércitos de Damasco y de Tel Aviv habían intercambiado durante dos largas horas los féretros con los cuerpos de 72 soldados sirios y cinco israelíes muertos en combate.Durante tres horas más se procedió al intercambio, a primera hora de la tarde de ayer, de 317 cautivos sirios -militares en su mayor parte, pero también 20 civiles- y tres soldados y otros tres civiles judíos.

Al otro lado de la barrera

Cuando Lieberman llegó a la tienda de campaña instalada al otro lado de la barrera, y mientras sus compatriotas israelíes le aplaudían y gritaban de alegría, un primer grupo de una cincuentena de presos sirios fue autorizado a bajarse del autobús, en el que habían sido transportados hasta el Golán, y a efectuar el mismo recorrido que acababa de hacer el teniente israelí, pero en sentido inverso.

El coronel Michel Chedid, vestido de paisano, fue así el primer prisionero sirio en volver a su patria, cuyo suelo se apresuró a besar, arrodillado, antes de abrazar a los familiares que se habían desplazado para esperarle junto con una comisión integrada por responsables castrenses del régimen de Damasco.

Después de Lieberman le tocó el turno al cabo Yohanan Allon, de 22 años de edad, y cuando éste hubo terminado de cruzar la tierra de nadie, acompañado, como los demás, por un representante de la Cruz Roja Internacional, los pasajeros de otro autobús de la compañía israelí Egged, que les recogió de madrugada en la cárcel militar de Megido, pudieron por fin poner pie en tierra y caminar, bajo el sol plomizo del verano, los escasos metros.que les separaban de la libertad.

Así se desarrolló ayer sin incidentes el primer intercambio de prisioneros en una década, que estuvo organizado por el Comité Internacional de la Cruz Roja y la Organización de las Naciones Unidas. ]La fuerza de observadores de la organización internacional controla la zona desmilitarizada que, desde poco después de que finalizase la guerra del Yom Kippur de 1973, separa a los ejércitos beligerantes sirio e israelí.

Sin contacto directo

Desde las colinas vecinas del Golán ocupado o desde los teja dos de las casas en ruinas de la ca pital de la región, Kurieitra, que registró encarnizados combates durante la guerra de 1973, oficiales israelíes y sirios vigilaron con prismáticos la operación de canje, durante la cual no mantuvieron nin gún contacto directo, aunque en más de una ocasión los prisioneros de uno y otro bando saludaron con un apretón de manos a sus guardianes. Una vez en casa, los sirios liberados se apresuraban a quitarse las camisetas con los colores de la bandera israelí que les habían proporcionado sus custodios. Los israelíes, por su parte, procedían a cubrir con la enseña nacional los féretros de sus víctimas mortales, entre las que no figura Elie Cohen, el más célebre de los espías de Israel, ahorcado en Damasco en 1965 y cuyo cuerpo se siguen negando a restituir los gobernantes sirios.

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