Polémica sobre la OTAN
Queremos contrarrestar la aportación que los señores Claudín y Paramio han hecho, con su artículo proaliancista, al alarmante crecimiento (05% mensual) de los partidarios de la OTAN. (EL PAÍS 16 y 18 de junio).A pesar de los datos que arrojó la encuesta publicada por EL PAÍS de fecha 7 de junio de 1984 sobre el temor que los españoles tenemos a la amenaza soviética, estos señores insisten en persuadirnos de lo contrario. Particularmente sentimos mayor recelo hacia el belicoso actor que respecto al vacilante campesino, ya que, por ejemplo, EE UU acapara el 50% de los gastos militares mundiales (ellos solos, ¡eh!).
Creemos que nuestra soberanía se siente amenzada, sí, pero por las continuas presiones de la Administración norteamericana (por ejemplo, las declaraciones del señor Luns).
Se nos quiere convencer de la posibilidad de ver en la OTAN un frente de lucha por la paz, lo cual no deja de ser original. Y ello se conseguiría con una determinada voluntad política y gracias a las tendencias económicas que apuntarían a una Europa integrada.
Las voluntades políticas ya sabemos todos que se modifican con el tiempo (PSOE, 1982; PSOE, 1984), sobre todo en sistemas sujetos a la alternancia en el poder de partidos de diferente signo político. En cuanto a las tendencias economicas, preguntaríamos: si España es un país europeo, ¿por qué habría de quedar relegada de dicha tendencia por salirse de la OTAN? ¿Qué ley económica sería la que dictase nuestra marginación?
Ambos autores reconocen la ac
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tual, subordinación europea a la voluntad norteamericana en política de defensa. Sugieren, sin embargo, que habría un margen de maniobra en la OTAN que podría aprovecharse para atenuar dicha subordinación. Pero el hecho es que se están instalando 572 misiles en Europa que se disparan desde Washington, a pesar de la voluntad política de los Gobiernos aliados por conseguir una copia de la llave.
Pensamos que se debe confiar más en la capacidad negociadora de los foros internacionales multilaterales que en las discusiones soviético-norteamericanas. La CSCE de Madrid sirve de ejemplo: dio prestigio al Gobierno español en el exterior (por cierto, Malta también hizo valer sus tesis en el documento final). Se lucha mejor por la paz como país neutral que desde dentro de un bloque militar. Es preciso trabajar en Estocolmo, no en Bruselas.-
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