Una figura emergente que inquieta al estamento político
Las elecciones europeas de junio de 1984 han hecho emerger en Francia una nueva figura política: Jean Marie Le Pen. ¿Quién es este hombre de 56 años de edad, con un ojo de cristal, y no como antes, con un parche negro que le tapaba el hueco del globo ocular, perdido a consecuencia de una misteriosa gresca, y le daba aire de pirata? Para la mayoría de la Francia tradicional -de todos los signos ideológicos- se trata de un embrollón de la política; y algo debe de haber de ello, porque el líder del Frente Nacional (FN) -el partido de la extrema derecha que el domingo último, después de medio siglo en la penumbra, con el 11 % del electorado a su favor, se colocó a la altura del otro extremo de la política de este país (el comunismo)- molesta a todo el estamento de la política beligerante, o lo inquieta, o le produce náuseas. Pero es un acontecimiento nacional.Le Pen es bretón, de un pueblo que se llama Trinité-sur-Mer, donde vivió de niño bajo la advocación de un retrato de Juana de Arco, hijo de pescadores, más bien pobres. A pesar de esto último, joven ya, se encontraba en el Barrio Latino parisiense estudiando Derecho y repartiendo golpes a diestro y siniestro, según lo atestiguan las fichas policiales. Quizá por los mismos instintos o ambiciones se encontró un buen día en la guerra de Indochina, y después en la de Argelia, siempre para combatir al comunismo.
En 1956 se afilia al llamado poujadismo, el movimiento populista que, como Le Pen hoy, ya defendía contra el Gobierno de Pierre Mendes France el orden y el nacionalismo a ultranza, al mismo tiempo que se revolvía contra la burocracia y el parlamentarismo. Fue entonces cuando, a los 27 años, se convirtió en el diputado más joven de Francia, y sus colegas se acuerdan aún de las broncas que provocó en el hemiciclo de la Asamblea Nacional reclamando la censura y la ley marcial para Argelia. El gaullismo acabó con Le Pen, que inició la travesía por un largo desierto hasta que en 1976 se convirtió en un hombre rico al heredar (de un simpatizante del FN), además de muchos millones, un castillo en Saint Cloud.
En 1972 fundó su FN, partido del que nadie se había ocupado hasta que el año pasado, durante la campaña de las elecciones municipales, introdujo en el debate nacional el tema de los inmigrantes. Aquí empezó su nueva etapa, refrendada por el 11 % de sus conciudadanos, quienes el domingo último, por razones complejas, darían su voto a Le Pen, autor de un libro recientemente publicado y cuyo título es Los ranceses en primer lugar, en el que escribe sobre el régimen nazi: "El nacionalsocialismo, que hasta ahora no ha sido juzgado más que por sus vencedores, será jzgado por la historia", es decir, por los historiadores del otro campo.
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