'Watergate' a la catalana

Jordi Pujol, cuando escuche el himno de la Legión, al llegar la estrofa en que dice "Nada importa su vida anterior", seguramente que sentirá envidia de los legionarios, pues ya quisiera él que nada importara, nada se supiera ni nada se escribiera de su paso sin gloria y con pena por Banca Catalana.La gran astucia del. honorable presidente de la Generalitat es que está confundiendo o, mejor dicho, fundiendo su persona con la institución que representa; esta acción nos recuerda al anterior jefe del Estado, que confundía los agravios a su persona con el agravio a España, de manera que cuando en el extranjero se producían algunas criticas a la actuación de su persona, en la plaza de Oriente había grandes manifestaciones para desagraviar la dignidad nacional.

Y vemos claramente que esto es una falacia; las instituciones pueden ser muy honorables y muy dignas, y la persona en concreto que las representa puede no serlo, y no es justo que el cargo que detenta sea una patente de impunibilidad que lo exima de sus faltas o delitos que haya hecho anteriormente o que haga en el presente y el futuro.

Y como ejemplo, ahí tenemos a Norteámerica: la presidencia es una institución de gran prestigio, y cuando el presidente hizo en el cargo una fechoría, de nada le valió su cargo: fue puesto en la calle, y poco faltó para que pasara una temporada a la sombra, y no precisamente bajo una palmera tropical.

Claro que hay otros países en que su presidente, por su cargo está por encima del bien y el mal y sus hechos no pueden ser juzgados nada más que por Dios y por la historia; ahí tenemos al Paraguay de Stroessner, al Chile de Pinochet, a la Filipinas de Marcos, y a un largo etcétera.-