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Algunas nubes comienzan a ocultar el sol

A pesar de que ayer la ganancia de 44 centésimas permitió al índice general de la bolsa alcanzar una nueva cota máxima en lo que va transcurrido de año, la atmósfera que respiraba el mercado no era demasiado tranquilizadora.El índice sube en Madrid, aunque menos que en las otras bolsas, que ya han superado la cota del 130% (132,65 en Bilbao, 130,96 en Barcelona y 130,74 en Valencia), con unos volúmenes de contratación exiguos, ligeramente superiores a los 800 millones de pesetas en acciones (841,9 millones el pasado martes).

Con este escaso dinero, la bolsa se mueve más a golpe de operadores a corto que de verdaderos inversores, por lo que no es de extrañar en estas condiciones que algunos expertos hayan comenzado a sentir cierto nerviosismo. No sería aventurado suponer que las realizaciones de beneficios se adelanten 24 horas sobre el calendario inicialmente previsto.

Comienzan a dejarse sentir ciertas ganas de vender en cuanto las plusvalías obtenidas son relativamente apreciables, como si determinados valores quemasen demasiado en las manos.

Esta inestabilidad se manifestó una vez más en el escaso negocio de los valores más influyentes. El corro bancario se encontró con poco más de 6.000 títulos a la compra, frente a más de 36.000 a la venta que sólo permitieron terminar con repeticiones generalizadas.

Casi de peor forma empiezan a comportarse las compañías eléctricas, que parece como si necesitaran de un nuevo anuncio de elevación de tarifas para despertar a los inversores, que no están dispuestos más que a mantener las repeticiones, y alguna ligera ganancia en valores muy seleccionados. Pero, en conjunto, el sector ha perdido pujanza respecto a jornadas anteriores.

Lo mismo puede decirse de las petroleras, ya que, aparte del buen comportamiento de Cepsa, las pérdidas de Petromed y la no cotización de Petroliber se enmarcan dentro de esa inestabilidad larvada. Poco sirvió a Petroliber el anuncio de que la sociedad ha obtenido durante el ejercicio anterior 645 millones de pesetas de beneficios (frente a los cuatro millones previstos), que permitirán repartir un dividendo del 8%.

Mejor le va a Telefónica, que ayer hizo público que sus beneficios se han elevado a 27.563 millones de pesetas en el ejercicio 1983, por lo que mantendrá el dividendo del 11 %, como en años anteriores.

Por lo demás, El Águila continuó atrayendo la atención de los habituales al conseguir una nueva elevación de 6,5 enteros, aunque esta trayectoria ya no produce demasiadas sorpresas. Ahora la atención de los expertos se dirige hacia la marcha de Bendiberica, Eurobuilding o Asturiana de Zinc, que parecen distanciarse de aquello que podría denominarse comportamiento habitual.

En definitiva, el mercado mantiene un fondo de resistencia fuerte, lo que parece ser un seguro frente a descensos fuertes. Sin embargo, la relativa inestabilidad que se comienza a poner de manifiesto en los corros puede incidir negativamente en la jornada de hoy, a no ser que la presencia activa de inversores particulares -como aconteció durante la sesión de ayer- anule esta posibilidad.

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