Iguales ante la ley

No quiero dejar pasar la oportunidad para manifestarle la pésima impresión que me ha producido el editorial Inocente o culpable, del pasado día 24 de mayo.Vengo leyendo EL PAIS desde su primer número, y no recuerdo otro comentario más insidioso en la forma ni más pobre en contenido. Uno esperaba poder encontrar algún tipo de pronunciamiento, favorable o contrario, respecto de la presentación de la querella. Lo he leído. Lo he vuelto a leer. Imposible. EL PAIS parece instalado en un comodísimo limbo de retórica, desde donde descalifica a todo bicho viviente, pero cuidando no mojarse. Uno recuerda las frecuentes críticas inmisericordes contra la televisión de Calviño o de Balbín. Qué diferencia. Aquí, nada.

Un ejemplo: muy mal Roca por politizar el asunto, ridículo Obiols por pretender despolitizarlo. Otro: "...las dimensiones públicas y los intentos de manipulación política del asunto ( ... ) pueden predicarse, a conveniencia de cada cual...".

Todo parece reducirse a "una historia de muchas torpezas". De los directivos de Banca Catalana, de UCD, del Gabinete PSOE, de Pujol... Y nada digamos del fiscal general, Luis Burón. La que le guarda la historia "si la querella careciera de los fundamentos probatorios suficientes...". Pero, ¿qué? Con los matices que usted quiera, ¿a favor o en contra de la querella? Ni a la de tres.

Es verdad que "hay un daño objetivo para los bolsillos de los españoles...". Como "hay la necesidad de aplicar la ley a quien la infringe ( ... ) y de sanear el cuerpo de esta sociedad. Pero la transición sin traumas exige, de otro lado, mucho tiento". ¿Y entonces ... ? Pues eso.

Además han ido a escoger el momento "más inoportuno de los imaginables". ¿Y cuál sería el menos inoportuno? Tampoco hay respuesta. Pero sí hay un lamento a posteriori, que llega al alma y que bien podría constituir la clave de todos nuestros interrogantes: "Demasiado para nuestrajoven democracia. Quizá era necesario, pero, en cualquier caso, sigue siendo demasiado".

Y uno, enternecido, piensa: pobrecita democracia. Tantos miles de hombres en tus cárceles por delitos de cinco duros, e impotente casi para intentar esclarecer el destino de cientos de miles de millones. ¡Menos mal que todos somos iguales ante la ley!

No quiero ni pensar que el modélico editorial pudiera deberse a la misma pluma de La España que bosteza. Prefiero pensar que no.

Sería para echarse a llorar. /