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Las primeras elecciones de Mubarak / y 3

Un millón de nuevos egipcios cada 10 meses

A lo largo de las tres semanas de campaña electoral, que quedará cerrada mañana, apenas ha sido evocado el más grave problema con que se enfrenta Egipto: su acelerado crecimiento demográfico, uno de los más altos del mundo. Con un índice de nata lidad del 2,8% al año, la población del país ,se incrementa cada 10 meses en un millón de personas, y si el pasado 19 de abril alcanzó, según el Instituto Central de Estadística, los 47 millones de habitantes, los expertos prevén que para el año 2000 rebasará los 70.Si el problema no ha sido expuesto no es por culpa de las autoridades, que parecen conscientes de su gravedad. En un discurso ante la Conferencia Demográfica Nacional, que se celebró en marzo, el presidente Hosni Mubarak pronosticó que "habrá un hambre espantosa, paro y terrorismo" en Egipto si no se consigue reducir el índice de natalidad, y pidió a los expertos que encuentren soluciones que permitan rebajarlo hasta el 1% o 1,5%.

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Éste fue uno de los objetivos que ya en 1962 se fijó el entonces presidente Gamal Abdel Nasser, pero para alcanzarlo hubiese sido necesario que el 65% de los matrimonios, y no el 18% como es el caso actualmente, practicasen la anticoncepción. Pero en un país en el que procrear es sinónimo de virilidad, en el que los padres analfabetos no acaban de entender la utilidad del preservativo, que regalan a veces a sus hijos para que jueguen con ellos como si fuesen gl9bos, y en el que el 80% de la población, según un sondeo oficial, está convencida de que su religión le prohíbe el uso de métodos anticonceptivos, es difícil que aumente el porcentaje de adeptos del control de la natalidad.

Además de los cortometrajes, los dibujos animados y los carteles colocados en las vallas publicitarias que incitan a los egipcios a controlar su fecundidad para poder "vivir mejor" unas 4.000 clínicas rurales se esfuerzan, con un presupuesto anual de 6.000 millones de pesetas esencialmente suministrado por EE UU-, en informar y proporcionar a los matrimonios egipcios métodos anticonceptivos. Pero numerosas mujeres se resisten a franquear las puertas de esas clínicas para pedir consejos.

La disminución del ritmo del crecimiento demográfico es tanto más urgente por cuanto que Egipto importa ya la mitad de los alimentos que consume, con un costo anual de 4.000 millones de dólares (600.000 millones de pesetas), cuatro veces más que sus ingresos por los derechos de navegación en el canal de Suez y 6,5 veces más que el monto de las divisas dejadas por los turistas en las orillas del Nilo.

Los expertos prevén que, de aquí al año 1990, el autoabastecimiento alimenticio bajará del 38% al 34% en el consumo de cereales y del 93% al 77% en el de proteínas.

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