Altos cargos del PSC en la Administración del Estado juzgan precipitadas las propuestas para desmarcarse del PSOE
Altos cargos del PSC que desempeñan cargos en la Administración del Estado han manifestado a este periódico que "parecen precipitadas las posturas para desmarcarse del PSOE que han aparecido tras el resultado de las elecciones autonómicas". Estas mismas fuentes se han mostrado partidarias de iniciar un proceso de clarificación en el seno de los socialistas catalanes, más que de espectaculares golpes de efecto. Asimismo, han puesto de relieve preocupación por lo que consideran un cierto radicalismo poselectoral como fruto de la dispersión de los cuadros -que en su mayoría han pasado a ocupar cargos destacados en parcelas de poder municipal y estatal-, que han dejado las agrupaciones en manos de unas bases "que no siempre representan la totalidad del partido y mucho menos la totalidad de los votantes socialistas en Cataluña".Aunque el criterio de los socialistas catalanes en la Administración del Estado no es homogéneo, existe la opinión generalizada de que el resultado electoral no puede calificarse de fracaso, aunque "las encuestas de que disponía el Gobierno daban 42% contra 32%, es decir, se ha producido una distorsión de cinco puntos más para CiU y dos menos para el PSC que ha extrañado". Coincide este punto de vista con el manifestado en su día por la ejecutiva del PSOE.Sobre las acusaciones de que el PSC se ha mostrado en los últimos años como un partido poco catalanista, se considera que otros partidos de izquierda, como el PSUC, que han enarbolado la bandera del nacionalismo y que han mostrado de forma más contundente su oposición a la Ley orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA), no se han visto especialmente recompensados en las urnas.Se considera, en cambio, más importante en el desarrollo electoral la falta de un programa de Gobierno relevante, la incapacidad de presentar un Gobierno en la sombra como habían anunciado los dirigentes del PSC, la falta de arraigo de la UGT en Cataluña, la poca contundencia de la oposición en el Parlamento la escasa atención al problema de la inmigración "que ha aparecido deprisa y corriendo durante la campaña, cuando no se había dicho nada en cuatro años". Aunque no se piensa que sea un tema capital, los altos cargos del PSC en la Administración, incluidos los ministros Narcís Serra y Ernest Lluch, son favorables a que los socialistas catalanes tengan un grupo propio en el Parlamento, aunque también es opinión generalizada que no se jugó con habilidad en su día esta baza y que será complicado conseguirlo en el futuro.
Los socialistas catalanes, por otra parte, tratan de evitar el enfrentamiento institucional entre la Generalitat -controlada por Convergència Democrática- y la Corporación Metropolitana de Barcelona (CMB) -en manos socialistas-, adaptándose así a los resultados electorales de Cataluña que otorgaron a Jordi Pujol la mayoría absoluta. Durante la campaña electoral. Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona y presidente de la CMB, afirmó que esa entidad supramunicipal estaba llamada a ser la segunda institución de Cataluña, lo que levantó los recelos de los nacionalistas, para quienes todo lo que contribuya a limitar el poder de la Generalitat constituye una amenaza contra la autonomía.
Pacto metropolitano
La llegada de Mercè Sala, hasta ahora primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, a la vicepresidencia primera de la CMB llevará consigo, con toda probabilidad, la formalización de un nuevo pacto entre PSC, PSUC y CiU en el seno del organismo metropolitano.El acuerdo se concretará con la creación de una comisión de gobierno, cuyo-principal objetivo será el de implicar más directamente a los, convergentes en la política de la CMB, como un intento de evitar el enfrentamiento institucional con la Generalitat.
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