La policía frustró,
el suicidio de una mujer de 38 años, que el pasado domingo había decidido acabar con su vida a causa de problemas sentimentales. La llamada al 091 del gerente de un hotel madrileño, a quien la mujer -empleada en el local- había llamado, y la rapidez de la policía permitieron encontrar a la frustrada suicida, inconsciente sobre la cama de su vivienda. Trasladada a un hospital, los facultativos diagnosticaron grave intoxicación por ingestión de barbitúricos.
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