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Fiestas de San Isidro

Revendedores, 'trileros' y carteristas también han sido víctimas de las inclemencias meteorológicas

El robo de sus instrumentos de trabajo a un titiritero y la sustracción de un valioso manuscrito a un caseta librera del paseo de Recoletos son los dos sucesos más destacados, hasta el momento, de los festejos isidriles. La lluvia, que ha impedido masivas concentraciones de público al aire libre, ha dificultado asimismo la actividad de carteristas, trileros y otros pícaros que suelen actuar al calor de las fiestas. El viernes de la pasada semana, un día antes de la actuación de Ana Belén y Víctor Manuel, un revendedor ofreció entradas para ese concierto a Ramón Herrero, concejal de Cultura y, por tanto, uno de los más activos organizadores de los espectáculos isidriles.

Herrero estaba echando un vistazo a las colas formadas ante las taquillas del Palacio de los Deportes. Sin saberlo, el revendedor metió la pata y provocó que crecieran las dificultades para su actividad y la de sus colegas. Herrero, muy enfadado, pidió y consiguió que se incrementará la presencia de la Policía Municipal, y decidió que tan sólo se vendieran en las taquillas cuatro entradas por persona.Los revendedores han actuado en los conciertos del Palacio, pero su presencia ha sido menos destacada que en años anteriores, a causa también de que la demanda de plazas ha estado más ajustada a la oferta. No se ha dado este año el caso de 1983, cuando el mismo Ayuntamiento calculó que unas 10.000 personas se quedaron con las ganas de ver a Joan Manuel Serrat.

En el concierto que ha despertado más expectación, el que B. B. King protagonizó el pasado lunes ante 8.000 personas -el total del aforo del Palacio-, en las afueras del recinto tan sólo había unas cuantas decenas de personas que pretendían entrar sin billetes, aunque tampoco pusieron en el empefío mucho entusiasmo, disuadidos .por la lluvia y un contundente servicio de seguridad. "Entradas gratuitas, precios populares", gritaba uno, sin darse cuenta de que la consigna entrañaba en sí una contradicción y de que por 200 pesetas podía verse al rey del blues.

Herrero y los portavoces de las policías municipal y gubernativa afirman que en las fiestas no ha habido incidentes destacables, y coinciden en señalar que el persistente aguacero, al hacer casi imposibles las grandes aglomeraciones callejeras, ha dificultado la actividad de carteristas, trileros (los expertos jugadores de los tres cubiletes que esconden una bolita), reventas, vendedores ambulantes y otros pícaros o simples buscavidas. La policía ha informado que no ha sido detenido ningún carterista en la larga y mojada semana.

En el paseo de Canioens, los incidentes más destacables ocurrieron en la única, noche en que el tiempo permitió una gran concentración de público verbenero, la del sábado pasado. Los policías municipales detuvieron a dos jóvenes acusados de robar dos bolsos. Se han encendido algunas fogatas en el césped para combatir el frío, pero sin causar daños considerables.

Los maestros del juego del trile abandonaron sus escenarios favoritos, la calle de Preciados y la plaza del Carmen, para acercarse por las tardes a los aledaños de Las Ventas. No hubo detenciones porque los encargados de dar el agua (el aviso) han estado muy alerta.

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'Recompras'

Los reventas hicieron el pasado jueves en la plaza de toros su mayor negocio. La corrida fue suspendida por la lluvia, y muchos espectadores prefirieron malvenderles sus entradas a soportar largas colas ante la taquilla bajo el aguacero. Los revendedores, convertidos por una vez en corripradores, cobraron el importe íntegro en la ventanilla.Los vendedores ambulantes, cuyas faltas están relacionadas con la hacienda municipal, la sanidad y la competencia desleal, se han movido por los parques y verbenas sin hacer cajas importantes.

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