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Entrevista:

El integrismo llega a Marruecos

La hija del líder islamita Abdesalam, Yasin, detenido en enero, denuncia la situación de su padre

El islamismo -integrismo o fundamentalismo, como se le llama en Occidente- está de moda. En Marruecos, como en la mayoría de los países islámicos, de grandes disparidades sociales, de ricos muy ricos y pobres muy pobres, ese llamamiento a la justicia social elemental y a la fe intransigente corre el riesgo de convertirse en atractivo frente a unos Gobiernos que han adulterado el sentido de la democracia. Domingo del Pino ha tenido acceso al movimiento islámico marroquí más sobresaliente, el movimiento Al Jama'a, que dirige un pedagogo de 57 años de edad actualmente preso, Abdesa lam Yasine, y ha entrevistado en exclusiva para EL PAIS a su hija, Nadia Yasine, dirigente islamita, madre de dos hijas, 25 años de edad, licenciada en ciencias políticas. Vestida con el riguroso hijab negro, Nadia Yasine habla con la pasión de quienes se consideran poseídos por una cierta iluminación.Esa corriente, en auge constante en los países musulmanes, pretende restablecer la ley de Dios -chariah- sobre la tierra e instaurar y regímenes teocráticos.

Pregunta. ¿Por qué un movimiento islámico en Marruecos?

Respuesta. Porque en todas las prácticas de la vida islámica en los países que se llaman a sí mismos musulmanes no existe ni traza de islam.

La mayoría de los grupos islamitas que existen en Marruecos han escogido la vía clandestina. Pero esa vía no ha sido eficaz porque la clandestinidad, reprensible en tanto que tal, les ha impedido dar una dimensión nacional a sus grupos, y hasta ahora han fracasado. Nuestra asociación, Al Jama'a (La Comunidad), ha escogido la vía legal y democrática. Queremos participar del poder en tanto que musulmanes.

P. ¿Puede resumir el pensamiento de su padre, Abdesalam Yasine, animador del movimiento?

R. Antes de contestarle, permítame una digresión. He aceptado esta entrevista para poder hablar del estado actual de mi padre y pedir auxilio, a través de ella, a las organizaciones internacionales de defensa de los derechos del hombre. Mi padre, antes que hombre político, es un hombre enfermo. Tiene 57 años y está en una prisión de celdas húmedas e infectas, donde se muere poco a poco.

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Mi padre, pedagogo de oficio, ejerció en el Ministerio de Educación. Es autodidacta y políglota. A pesar de todos sus conocimientos, un día descubrió, como Sócrates, que no sabía nada. Eso abrió una grave crisis espiritual en su vida y así inició su búsqueda de Dios

P. La democracia se expresa habitualmente a través de partidos políticos.

R. Sí, exactamente. Queremos participar en el Parlamento.

P. Eso requiere previamente el aval de las urnas.

R. Evidentemente. Queremos un partido político para participar en las elecciones.

P. Marruecos es ya un país islámico. ¿Qué echan de menos desde ese punto de vista?

R. Escuche: en Occidente existe una gran confusión sobre el islam,

El integrismo llega a Marruecos

porque se le ha querido siempre asimilar con la cristiandad. El islam es lo económico, lo político, lo social, lo psicológico. El profeta fue jefe espiritual, militar, político y económico.P. Pero el rey es jefe espiritual, militar y político...

R. El rey es un musulmán descendiente del profeta, y nosotros respetamos a los descendientes del profeta.

P. ¿Qué entienden ustedes por ello?

R. Pues, en primer lugar, que se debe comenzar por una reeducación total del pueblo, un retorno total a la fe. En tiempos del profeta, al que robaba se le cortaba una mano. Eso no quiere decir que en el presente se vayan a amputar las manos. Mientras haya injusticias sociales flagrantes como ahora, mientras unos viajen en autos Mercedes y otros no tengan qué comer, ¿cómo quiere usted cortarle la mano al ladrón?

P. ¿Qué tipo de sociedad desean? ¿Acaso el modelo iraní?

R. Yo no quiero dar mi opinión sobre la revolución iraní, porque para mí sus resultados aún no son conocidos

'El islam honra a la mujer'

P. Occidente considera la aplicación del islamismo un retroceso en lo que respecta a la mujer.

R. Ya le dije que el islam sufre hoy una grave mutilación y que es utilizado como arma demagógica para doblegar a los pueblos. Yo sé que la condición femenina en el islam es el caballo de batalla de los orientalistas o de quienes tienen algo contra el islam. Existe complacencia en imaginar a la mujer musulmana enclaustrada, con velo y oprimida.

P.¿Se contentan las militantes islamitas con esa situación?

R. El islam al que aspiramos, la chariah, honra a la mujer en todas las etapas de su vida. En tiempos anteriores al profeta, tener una

hija era una auténtica catástrofe natural y a la hija se la enterraba. En nuestros tiempos yo pienso que se la sigue enterrando, pero, afortunadamente, sólo de manera simbólica.

La mujer tiene plena autonomía jurídica a los efectos de firmar contratos comerciales y ni su padre ni su marido tienen tutela alguna sobre ella. La religión islámica es la única que establece que la mujer puede heredar al marido. La cristiana y la judía no le heredan.

Como mujer, el islam la honra también porque se niega a convertirla en carne para el placer, que es lo que Occidente ha hecho de la mujer bajo una apariencia de libertad. En Occidente, la mujer es carne para el deseo.

P. Habla en teoría, naturalmente.

R. Hablo de aquello a lo que nosotros aspiramos. Lo que motiva nuestra militancia es que ese islam que he descrito no está presente ni en nuestra sociedad ni en nuestras leyes. Militamos por el derecho de la mujer, por el derecho de la familia y por el derecho de los hijos a beneficiarse de sus madres.

Yo comprendo que el que Dios haya ordenado a la mujer permanecer en su hogar pueda ser visto negativamente en Occidente, teniendo en cuenta que el objetivo final de la vida del occidental es el placer y el goce y que el más allá le importa poco. Para nosotras, sin embargo, la educación de los hijos es esencial. Hemos de preparar al niño para ser el jalifa (vicario) de Dios sobre la tierra, porque el hombre es, por definición, jalifa de Dios sobre la tierra.

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