La cupletista y la faraona
El primer toque de la noche lo dio Sara, que para eso actuó antes, porque Lola estaba en directo en televisión. Fue a la altura de La bien pagá, cuando anunció que iba a cantar a su aire porque "ya sabeis que yo no soy ni gitana ni flamenca... aunque me gusta muchísimo".Sara Montiel y Lola Flores, reina del cuplé y faraona, pusieron ayer en pie el Palacio de los Deportes. Sara había salido esplendorosa -tras la actuación, inevitablemente telonera, de Chiquetete-, envuelta en plata refulgente; y para cuando se arrancó con Lágrimas negras ya había oído de todo: "¡Pero que delgada estás, Sara, que guapa, queremos tocarla y darle marcha", "que baje". Y ella miraba desafiante al público, se iba saltando el botón del abrigo, abriendo el escote, haciendo tintinear los anillos y la pedrería.
Y el griterio cuando le pidió al presentador, Carlos Tena, que la ayudara "a desnudarme, perdón, a quitarme el abrigo".
Iba a cantar A media luz y se puso una boa fuxia, que le servía más para marcar el paso que para tapar su vestido, cubierto un pecho y con una estrella de plata pegada en el otro por todo abrigo.
" i Sara, baja aquí hermosa!". Y, el remolino. Desciende las escaleras y la gente se abalanza, la rodea. Ella pide: "Socorro" y le contestan: "Reina, reina". Aprovecha el Colón, Colón 34 para escenificar sobre sí misma que el viejo verde "me agarró la derecha y no me la soltaba, pero es que me agarró la izquierda y tampoco me la soltaba".
Se cambia de traje, negros y rosas también en plata, escote igual de generoso pero más simétrico, esta vez enseñando ambas partes por igual. Canta El Relicario, El polichinela, pide a la gente que de palmas, la jalean. Se sienta en las rodillas de los hombres con La camarera y acaba con su Violetera, aplausos. "¡Sara, divina, preciosa!", dicho por jóvenes y viejos, por los gays que tanto la imitan.
Lola, faraona, sale arrasando tras una actuación de su hermana Carmen, quien, en un cálculo apresurado de la edad de su sobrina Lolita había dicho que "hoy falta una de las flores, estamos aquí se puede decir que las dos mayores".
Lola, directamente racial, bata de cola fuxia, caderas de pasodoble, enorme abanico, y como tema, ella misma: "Ay España de mi alma / ¿no es la Lola con su cante la que pone al mundo en pie? / es que España está delante donde quiera que yo esté".
Y da las gracias al Ayuntamiento y a este alcalde que "se ha ha acordado de mí para traerme a estos festivales".
¡Yo soy la Lola, señores, la Lola que ustedes esperan!", salta, gesticula, enloquece con el mantón al aire. Y ejerce su gitanería -¿la estaría escuchando Sara?- cantando "No me llames paya".
A la hora de cerrar esta edición, Lola iba por su tercer traje, dos batas de cola y unos flecos naranjas. Sin haber terminado, en esto ganaba 3-2 a la reina del cuplé.
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