La plaza de toros de Carabanchel
Bueno e imparcial el informe de EL PAÍS sobre Vista Alegre. Difícil y muy actual el dilema entre lo privado y lo social. Y muy en su punto la intención del ayuntamiento de mantener la clasificación de ese suelo. Parece hoy anacrónico el deseo o la posibilidad de que en ese solar aparecieran mañana más bloques de viviendas: eso ya no es ni negocio ni es permisible en este asfixiado Madrid. Está claro que se trata de motivar el uso de la plaza para su fin principal y para, como en otras muchas, otros espectáculos masivos.Esta motivación tiene sentido. La plaza de Las Ventas se llena en San Isidro y en otras ocasiones porque hay cartel. El Palacio de los Deportes es una olla los días de jazz, o de flamenco, o de Serrat, o de Ana y Víctor, o de otros muchos con tirón. El Alcalá Palace nos deja sin entradas en los buenos festivales. El teatro Real y el Monumental conocen colas de pernocta de los melómanos. En definitiva, Madrid da para mucho, y Carabanchel está hoy en Madrid.
En mi opinión, pues, lo que es preciso para reavivar La Chata es incluirla en el grupo de locales que ofrecen interés. Y ello, si no lo hacen los propietarios, tampoco debe depender todo del Ayuntamiento de Madrid, sino, a través de éste, de la tenencia de alcaldía de la zona, si es que de verdad existe vida social independiente en los diferentes barrios.
Otro enfoque, además, es la originalísima existencia, por sí, de una plaza de toros, sea ésta la de Vista Alegre o la de cualquier población. Si en su día existió una arquitectura especializada en estas construcciones, la especialidad que demandan hoy las entidades locales es la multifuncional, partiendo de lo circular y taurino, desde luego. Así, Vista Alegre se suma al numerosísimo caso de ayuntamientos que tienen planteada una construcción o remodelación de este tipo. Y aún no se ha hecho pública una solución multifuncional: seguro que ideas no faltan. Faltará el dinero, pero eso, ¿tiene importancia? /
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