Punto final al imperio de propaganda del franquismo

La decisión gubernamental de adjudicación directa de los periódicos Alerta y Baleares y del cierre del diario Pueblo, supone el punto final al proceso de liquidación de la cadena de Prensa del Estado que nació en 1936 como consecuencia de la incautación de periódicos ya existentes o de la creación de otros nuevos al servicio de la propaganda del régimen del general Franco. Al Gobierno socialista le ha correspondido, de acuerdo en lo dispuesto por el Parlamento en una ley de 1982, liquidar estos medios, mediante su devolución al sector privado. Hoy es el último día que se publican los periódicos que todavía quedan en pie de la cadena del Estado. A partir de mañana estarán cerrados o, en manos privadas.El proceso de liquidación, que llega hoy a su cumbre con la desaparición del organismo autónomo Medios de Comunicación Social del Estado, ha dejado tras de sí, el balance, en la última etapa, de 15 periódicos vendidos (de la subasta inicial de 22), que han dejado para las arcas del Patrimonio del Estado 3.500 millones de pesetas. Además, se han adjudicado posteriormente por el Consejo de Ministros los ya citados Alerta y Baleares. Los dos deberán pasar, para cumplir la ley, por un cierre formal. Su reedición la deberán emprender sus nuevos propietarios.

En el capítulo negativo se puede reseñar la falta de compradores para cuatro periódicos modestos de provincias -Diario de Cuenca, La Mañana, de Lérida, La Voz del Sur, de Jerez de la Frontera y Odiel, de Huelva-. Todos ellos han sido cerrados y sus bienes pasan al Patrimonio del Estado. El Consejo de Ministros de ayer decidió no adjudicar La Mañana a un grupo de empresarios gerundenses que ofrecían tan sólo 10 millones de pesetas por un periódico que había salido valorado en la tercera subasta en 62 millones de pesetas.

En la subasta de los 22 periódicos entraba también El Telegrama, de Melilla, que, por motivos de alta política y de interés nacional, fue retirada de la misma ante la amenaza de que fuera a parar a manos de algún grupo promarroquí. Los activos de este rotativo pasarán también al Patrimonio del Estado, como también pasarán al Estado los bienes del diario Pueblo.

Aunque el Estado ya no utilizará los instrumentos de Prensa de que disponía hasta ahora, el proceso de transferencia de los mismos al sector privado todavía no ha finalizado. La actual Administración tiene la intención de hacer pasar al sector privado casi 30 cabeceras y otros activos de otros tantos medios que en su día fueron cerrados por esta y anteriores administraciones. Entre estas cabeceras se encuentra la del Arriba. Este cometido podría corresponder a una oficina liquidadora bajo el control del Ministerio de Cultura o directamente al Patrimonio del Estado.

Los nuevos propietarios

En el mapa de los nuevos propietarios de la antigua prensa del Estado destacan pequeños y medianos empresarios vinculados al partido en el Gobierno. Se ha señalado cierta influencia del PSOE, de mayor o menor intensidad, en la nueva propiedad de Córdoba, Jaén, Alerta, Mediterráneo y Baleares. Mientras que la influencia directa o indirecta de los sectores conservadores se habría podido comprobar en La Gaceta Regional de Salamanca (AP), El Correo de Zamora (AP), el Diario Español de Tarragona (PDP), Los Sitios de Gerona (Convergència i Unió), Diario de León (conservadores de AP con miembros del Opus Dei) y Marca (vinculado a miembros del Opus De¡).

El grupo revelación de los nuevos propietarios ha sido el dirigido por el empresario zaragozano afincado en Las Palmas, Javier Moll, que ha comprado tres de los periódicos más rentables de la cadena estatal: La Nueva España de Oviedo, Información de Alicante y Levante de Valencia. Este mismo grupo había presentado también un depósito para el periódico Alerta en su última subasta.

Javier Moll ha ofrecido participación en el capital a los sectores empresariales y financieros de las provincias en las que se editan sus periódicos pero reservándose para sí al menos el 51% de las acciones. Directivos de este grupo han explicado repetidamente que quieren hacer periódicos pluralistas, y rentables.