88 años de olimpismo moderno, una historia agitada
Cuando el barón Pierre de Coubertin consiguió resucitar los Juegos Olímpicos en 1894, lo que no pudo imaginar nunca es que la política, los nacionalismos, las diferencias religiosas y sociales y el terrorismo tuvieran tanta influencia en el desarrollo de los mismos. Ya a finales del siglo pasado, Coubertin escribió en el boletín del Comité Olímpico Internacional una frase que, con el transcurrir del tiempo, se convirtió en una trágica profecía: "el deporte se puede utilizar tanto para consolidar la paz como para preparar la guerra". Y los Juegos de Berlín, en 1936, fueron una demostración palpable de ello.
Todos los juegos, desde su creación, tuvieron problemas de un tipo u otro.Atenas-1896. Surgen problemas internos en la propia Grecia. El presidente del Consejo heleno, Tricupis, no se mostró partidario de los juegos por razones financieras y el jefe de la oposición, Delyannis, los quiso a toda costa. Al imponerse la idea de éste, apoyado por el príncipe heredero, aquél presentó la dimisión y se marchó a Niza, donde murió.
París-1900. Inmerso el Gobierno francés en el caso Dreyfus y la revolución de los boxers, no hubo ceremonia de apertura y las pruebas estuvieron plagadas de incidentes y, al desarrollarse en domingo, los cristianos decidieron no intervenir. Además, las feministas aprovecharon el triunfo de Alice Cooper en el torneo de tenis para sus reivindicaciones.
San Luis-1904. Chicago fue, en principio, la sede, pero San Luis, como iba a organizar una gran exposición para conmemorar la cesión de la Louisiana a Estados Unidos, amenazó con montar unos juegos paralelos. El Comité Olímpico Internacional intervino y pidió al presidente estadounidense, Roosvelt, que mediara y éste se inclinó por San Luis. En el transcurso de los juegos se celebró el día antropológico, en el que compitieron turcos, persas, pigmeos, indios y negros y que acabó siendo un espectáculo racista, completamente opuesto a la idea olímpica.
Londres-1908. El Comité Olímpico Internacional intentó implantar el sistema métrico decimal, a lo que se opusieron los británicos, y resolver el tema de las nacionalidades para impedir que los vastos imperios austro-húngaro y británico tuvieran ventajas.
Estocolmo-1912. El Comité Olímpico Internacional aceptó que no hubiese boxeo al prohibirlo las leyes suecas, si bien, como contrapartida, se introdujeron los aparatos en la gimnasia, algo totalmente contrario a la teoría nórdica sobre este deporte. El problema de los nacionalismos siguió planteado. El imperio austro-húngaro y la Unión Soviética pidieron que se cancelasen las inscripciones de Bohemia, Finlandia y Hungría, con comités nacionales creados, por lo que tenían derecho a intervenir. Después de muchos meses de arduas negociaciones, Hungría acudió con representación y bandera propias. En cambio, se acordó que, en el caso de que algún atleta de Bohemia o Finlandia lograse el triunfo, subirían al mástil las banderas de Austria y la Unión Soviética con gallardetes de ambas nacionalidades. De esta forma, la enseña soviética fue izada por primera vez.
Amberes-1920. Europa acababa de salir de una guerra y la posible presencia de Alemania y Austria., las dos potencias beligerantes, podía ser rechazada por todos. Para evitar problemas, el Comité Olímpico Internacional decidió invitar a aquellos países que durante la guerra tuvieron delegados en el seno del organismo olímpico. Como Alemania y Austria no se encontraban en ese caso, no se las invitó.
París-1924. Dos lustros fueron pocos para olvidar la guerra europea y Alemania volvió a quedar excluída de los juegos, Además, el problema del Ruhr siguió candente.
Amsterdam-1928. El retorno de Alemania a los juegos desde el término de la primera guerra mundial y el recelo de las autoridades religiosas y reales, que imputaron aires paganos al movimiento olímpico, creo un enrarecimiento en torno a estos juegos. Esto motivó un retraso considerable en los créditos necesarios para ponerlos en marcha. La reina Guillermina renunció a la presidencia de la ceremonia de apertura y delegó en el príncipe consorte. Dicha ceremonia fue boicoteada por Francia.
Los Ángeles-1932. Uno de los pocos juegos sin problemas, pero hace 52 años, salvo la descalificación, en la misma víspera del inicio, del atleta francés Jules Ladomegue y del legendario finlandés Paavo Nurmi, acusados ambos de profesionalismo.
Berfin-1936. En pleno apogeo nazi, la Alemania de Hitler preparó unos juegos que, en principio, contaron con la oposición de muchos países, especialmente de Estados Unidos, donde diversos estamentos pidieron al Comité Olímpico Internacional que los trasladase a otra sede bajo la amenaza del boicoteo. Por fin, con la promesa germana de respetar la Carta Olímpica, los juegos se iniciaron en Berlín. Durante las dos semanas que duraron las pruebas, la profusión de propaganda nazi provocó continuos roces entre Hitler y el presidente del Comité Olímpico Internacional, BailletLatour. En el terreno deportivo, un joven estadounidense negro, Jesse Owens, con cuatro medallas de oro, se encargó de echar por tierra todas las teorías nazis sobre la superioridad de la raza aria. La historia dice' que Hitler se marchó del palco presidencial para no verse en la obligación de estrechar la mano de un negro.
Londres-1948. Después de un paréntesis de doce años y tras otra guerra, Londres recuperó la antorcha olímpica en los que se denominaron "juegos de la austeridad". En Inglaterra escasearon los alimentos, hubo problemas de trans' porte y la villa olímpica pareció un campo de concentración. La única ausencia notoria fue, además de las de Alemania y Japón, países a los que no se invitó, la de la Unión Soviética, que consideró que los juegos eran un medio para arruinar la lucha de clases y un adiestramiento para una nueva guerra imperialista.
Helsinki-1952. La guerra de Corea, en la que soviéticos y estadounidenses mantuvieron una pugna encubierta, estuvo a punto de provocar una crisis en el seno blímpico. Pero el deporte se impuso a la política y la Unión Soviética se adhirió al movimiento. También volvieron Alemania, que, previamente, "renegó de las crueldades cometidas por los nazis", y Japón. El Comité Olímpico Internacional intentó que.China Popular se incorporase al olimpismo, pero las autoridades de este país contestaron que, mientras a Formosa (Taiwan) la reconociesen como su representante, seguiría marginada voluntariamente.
Melbourne-1956. Estalló el problema de Suez. Las tropas inglesas y francesas intervinieron en apoyo de Israel. En Hungría se produjo la revuelta popular, a la que siguió la intervención soviética. Por un lado, protestaron Egipto, Irak y Líbano, al pedir la exclusión de Francia, Inglaterra e Israel. El Comité Olímpico Internacional rechazó tal propuesta y aquellos tres países no asistieron. La invasión soviética de Hungria provocó la retirada de España, Holanda y Suiza. En Melboume, en cambio, hubo una representación húngara, compuesta por un grupo de atletas que salieron de su país en plena revolución. La confrontación soviético-húngara continuó en un partido de waterpolo ganado por los magiares. Fue tan duro que un cronista lo bautizó como "baño de sangre en la piscina"..
Roma-1960. China Popular decidió retirarse del Comité Olímpico Internacional. Taiwan fue la única representación legal. La URSS protestó al pedir que los chinos de la roca cambiasen de nombre y la reacción de Estados Unidos nació a continuación. La decisión del Comité Olímpico Internacional fue salomónica. Los isleños acudieron con la denominación de Taiwan y sus atletas'desfilaron er la jornada inagural con un cartel que decía: "bajo protesta".
Tokio-1964. La Unión Soviética pretendió modificar la composición del Comité Olímpico Internacional para convertirlo, en una ONU, pero no lo consiguió.
México-1968. Las reivindicaciones estudiantiles en vísperas de la inaguración de los juegos tuvieron su triste culminación con la matanza de la plaza de las Tres Culturas, el 3 de octubre. Los juegos estuvieron a punto de suspenderse ante la protesta de todo el mundo. Los atletas negros de Estados Unidos se unieron a este movimiento, conocido por el black power. Y, en los juegos, dos atletas estadounidenses, Tom Smith y John Carlos, primero y tercero en los 200 metros, respectivamente, subieron al podio descalzos y levantaron sus puños cubiertos por guantes negros. Su himno lo escucharon con la cabeza bajada.
Munich-1972. Unos juegos trágicos. El 5 de septiembre, un comando de fedayines palestinos penetró en la villa olímpica y tomó los apartamentos de la delegación israelí. Dio muerte a los atletas Moshe Weinberg y Joseph Romano, que ofrecieron resistencia, y tomó como rehenes a nueve más para pedir la liberación de más de 200 palestinos detenidos en las cárceles de Israel. Pero su petición no fue atendida. El Gobierno de la República Federal de Alemania ofreció al comando la salida del país y los fedayines se trasladaron al aeropuerto de Munich. Cuando fueron a tomar el avión, francotiradores de la policía alemana comenzaron a disparar. Murieron cinco fedayines y un policía, mientras que tres guerrilleros fueron capturados. En represalia, Israel bombardeó a los tres días un campamento palestino en Siria y provocó más de 200 muertos. El tema racial siguió coleando.
Montreal-1976. La gira por Nueva Zelanda del equipo surafricano de rugby All Blaks provocó el boicoteo de 25 países africanos, excepto Senegal y Costa de Marfil, e Irak. Además, el primer ministro canadiense, Pierre Trudeau, se negó a que Taiwan representase a China. Presionó Estados Unidos y se llegó al acuerdo de que desfilase bajo el cartel de Taiwan Rock.
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