_
_
_
_

Sixto Marly y Rosario Sales

Una 'sociedad anónima conyugal filatélica' a la que han robado sellos por valor de 20 millones de pesetas

Sixto Marly y su esposa, Rosario Sales, catalanes,participantes con su colección privada de sellos en la Exposición Mundial de Filatelia, que se clausura pasado mañana en Madrid, han puesto al mal tiempo buena cara. Superan el berrinche con humor y paciencia, como buenos coleccionistas, y están ya más lanzados a lograr soluciones que remetidos en el dolor morboso de la pérdida sufrida. Lo robado -sellos de su colección por valor de unos 20 millones de pesetas-, robado está; "ahora lo que hace falta es que el seguro nos resarza económicamente", dicen ambos por boca del hombre.

Sixto Marly es un hombre de 72 años de edad, delgado, de apariencia gris y tranquila, como su traje de cuadros Príncipe de Gales, pero los ojillos se le avivan tras unas gafas tan sobrias como su aspecto general. La voz suave y grave contrasta igualmente con su nariz afilada, que aumenta en agudeza cuando pronuncia palabras envueltas en matices de chispeante sorna desenfadada.Su esposa, Rosario Sales, tiene 73 años y el encanto de la coquetería de la ancianidad: "¿A que no represento esa edad?". Es una mujer fuerte, que, al cabo de 24 horas, se, ha rehecho del "gran disgusto" del robo de los sellos más valiosos de. su colección, en la Exposición, Mundial de Filatelia. Sabe que no son únicos, pero que tampoco pueden volverlos a comprar en 24 horas. E insiste en el valor sentimental de sus piezas.

"Los organizadores, el Gobierno, nos han tratado muy bien, muy amablemente, pero hay que la mentar que no tomasen antes otras medidas de seguridad", dice Marly. "Lo que.ahorá hace falta es que, además de ser todos tan sim páticos, nos paguen el seguro".

Los Marly han pasado las últimas horas en Madrid afanados en hacer el inventario de los sellos que les han robado y en declaraciones a la policía y a la Prensa, casi desplazando en el protagonismo de la exposición al famoso Mauricio, el sobre-joya con dos sellos de un penique, de color naranja, cuyo valor se estima en más de 200 millones de pesetas.

El matrimonio Marly no tiene hijos. "Los sellos son como mis hijos", exclamó la señora Marly ante la policía, en la casetilla de la exposición que sirve de conúsaría, después de que ella misma descubriese el robo.

No fue la filatelia lo que unió las vidas de esta pareja afable, sino el trabajo", cuenta Sixto Marly. "No me casé con élla por la filatelia, sino porque me gustaba", remacha con risa en sus palabras. Los Marly se conocieron antes de la guerra, en Barcelona, donde viven, y donde trabajaban en el ramo de seguros, "aunque no en, la misma empresa", precisa él. "Ya coleccionábamos sellos, pero esta afición la descubrimos como mutua después de conocemos". La más aficionada era ella, que había logrado, "con grandes sacrificios" una estimable colección ya antes dé la boda. Y él, con nuevos ribetes de humor, añade: "Así es que fonnamos una sociedad anónima conyugal filatélica". Con el tiempo, consiguieron una valiosa colección que hoy se encuentra en Madrid entre las mejores del mundo. Marly preside la Asociación Catalana de Sociedades Filatélicas.

La sociedad anónima conyugal filatélica Marly se resiste a hablar de dinero, en relación con el robo. Dice él: "No sé exactamente en cuánto fue asegurada nuestra colección, pero si me entero y se lo digo a lo mejor viene Hacienda a preguntarme más cosas". Pero Sixto Marly sabe que que la colección expuesta estaba asegurada en 22 millones de pesetas y apostilla: "Teniendo en cuenta que no se han llevado todo, creo que el seguro podrá resarcimos del valor económico de lo robado".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_