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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Réplica de Jiménez del Oso

Leo boquiabierto y con los cables mentales cruzados la carta que, firmada por el profesor Castilla del Pino, se publica en el EL PAIS. Carta en la que se pide (¡qué digo se pide: se exige!) la defenestración del doctor Jiménez del Oso de la programación televisiva. Y me ha dejado en ese estado no tanto al tono insultante de la carta -pues pensaba, leyéndola, que también el fachismo puede y hasta debe opinar en un régimen que camina hacia la democracia-, sino la lectura de su firma al volver la página.Me atrevo a pensar si tal vez el profesor Castilla del Pino debería denunciar una suplantación de personalidad de que seguramente se le ha hecho objeto por parte de algún nostálgico de viejas censuras y de anatemas dictatoriales. Pues me cuesta creer que un hombre con su historial de luchador por las libertades en épocas no tan lejanas salga hoy defendiendo un concreto modo de sentir -el del cientifismo más académico- y exigiendo con insultos que alguien que piensa de modo diferente vea condenada y prohibida su particular forma de contemplar la realidad.

Yo, que he sido lector entusiasta de la obra de Castilla del Pino, desde que sus libros se vendían más por lo que sus lectores veían en ellos de protesta y oposición política que por sus indudables valores intrínsecos, me quedo ahora anonadado ante unas palabras que me inclinan a pensar si aquel autor admirado y maldito del régimen no habrá terminado por caer en los mismos vicios que tan valientemente denunció. Y hasta me atrevo a sugerirle, con todos mis respetos a flor de piel, que reflexione sobre quién produce más confusión en el ciudadano de a pie: ¿el programa del doctor Jiménez del Oso, que plantea ante todo el mundo la posibilidad de unas reaEdades ajenas a cuanto nos han querido imponer las ciencias y las iglesias, o los psiquiatras que íntentan científicamente que ese mismo ciudadano deje a un lado sus inquietudes y se reinserte como Dios manda en la obediencia y el consumismo de una sociedad alienante que le manipulará para que sustituya el pensamiento por la aceptación ciega de los dogmas que se le imponen?

Profesor Castilla del Pino, con mi más profunda admiración hacia usted y su obra, ¿quién puede, en puridad, decidir unilateralmente dónde está la mentira? ¿Usted? ¡Enhorabuena! Acaba usted de descubrir la cuadratura del círculo /

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