Masiva asistencia de público en los mítines que presidieron Felipe González y Jordi Pujol en Barcelona
Tanto el presidente del Gobierno, Felipe González, como el de la Generalitat, Jordi Pujol, entusiasmaron a sus auditorios en los mítines de cierre de campaña de sus respectivos partidos realizados ayer en Barcelona. Los socialistas reunieron a unas 40.000 personas en la plaza de Cataluña, ante las que Felipe González, reiteró sus llamadas a la participación y a la consolidación de una estructura de gobierno de izquierdas. Pujol, por su parte, despertó una notable exaltación partidista y nacionalista en las más de 20.000 personas que se congregaron en la plaza de toros Monumental y que le aclamaron como "salvador de Cataluña".
En su primera comparecencia en un acto electoral desde octubre de 1982, Felipe González enardeció a los asistentes, con un tono mitinero y un lenguaje llano y directo. El presidente del Gobierno, que fue interrumpido en numerosas ocasiones con aplausos y ovaciones, Recordó que llevaba callado 15 meses, en los que se había dedicado a un "trabajo duro, tenaz, paciente y prudente" y anunció que, en la campaña de 1986, "contaré a España lo que ha pasado realmente en estos últimos años. Tendré paciencia hasta entonces, pero todo el mundo se va a enterar".Los cabezas de lista de las circunscripciones de Lérida, Gerona y Tarragona de CiU hicieron breves intervenciones previas a las del candidato a la reelección como presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, en las que ensalzaron extraordinariamente su personalidad, calificándole de "salvador de Cataluña".
Pujol afirmó haber basado su campaña electoral no sólo en un eslogan, sino en una síntesis de su concepción política, que es "hacer de Cataluña un país en el que nuestros hijos puedan crecer". El candidato y presidente en funciones definió esta política como "una propuesta abierta e integradora". " El hombre de Banyoles y el de Almendralejo que viven en Cataluña quieren lo mismo, formación, trabajo familia, posibilidades de prosperar", añadió.
Pujol aseguró que eso era posible, entre otras razones, porque se ha superado ya uno de los riesgos existentes en Cataluña, después de años oscuros (refiriéndose a la época de la dictadura), el de que no se estableciera un clima de convivencia entre todos los ciudadanos. Los asistentes portaban una serie de pancartas, como las de las organizaciones de CiU en Ciutat Badia, en las que se leía "Hacemos y haremos Ciutat Badia con Pujol".
Miquel Roca, que actuó de presentador, se refirió también a la entrada en campaña de la "carretada de ministros" del Gobierno socialista para hacer lo que los de aquí no se ven capaces de hacer. Entre ellos "a los socialistas vascos, para decirles a sus compañeros cómo se ganan las elecciones, después de perderlas allí, y a los andaluces, para explicarnos cómo se tienen que conseguir las cosas que obligaron a dimitir a Escuredo, y al alcalde de Madrid para decirnos si no nos da vergüenza ser tan catalanes".
En la intervención de Miquel Coll se afirmó que "bajo la dirección de Pujol, que se ha dado en cuerpo y alma hasta la extenuación a esta tarea salvadora, se ha conseguido poner en práctica una labor de Gobierno que ha sido el sueño de muchas generaciones de catalanes".
La exaltación nacionalista era patente en las canciones coreadas por los asistentes, como la Santa Espina, o los cientos de globos con el nombre de Pujol, y banderas catalanas.
María Rubies, cabeza de lista de Lérida, que se presentó como "madre, mujer y profesora", afirmó que era de la tierra del general Moragas, de los ex presidentes de la Generalitat Macià y Companys y del dirigente anarco sindicalista Salvador Seguí, al que puso como ejemplo de muchos leridanos que son más de izquierdas que CiU y que están dispuestos a votar esta opción.
Roca presentó a Pujol como el hombre objetivo de todos los insultos, agredido, ejemplar, contra el que se han movido carretadas de ministros e incluso un presidente del Gobierno. Nosotros no tenemos al candidato sino al presidente, dijo entre los gritos de "Pujol, Pujol". "Cataluña, como pueblo reclama a Pujol como presidente. Jordi Pujol, gracias por tu fidelidad", dijo Roca.
Mitin socialista
"Salvo que se sea pequeño y enano mental se debe de comprender que tengo derecho a venir aquí, para solidarizarme con mis compañeros socialistas y para decirles a mis compatriotas de Cataluña que voten", fue lo primero que dijo el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Felipe González, en el mitin de anoche.Junto a Felipe González estuvieron presentes el candidato a la presidencia Raimon Obiols, el embajador Joan Reventós, el ministro Narcís Serra, el alcalde Pasqual Maragall y Justo Domínguez, el secretario general de la UGT de Cataluña y el socialista vasco Txiqui Benegas, aunque éste no habló.
En su primera comparecencia en un acto electoral desde octubre de 1982 en que ganó las elecciones, Felipe González enardeció a los asistentes, con un tono mitinero y un lenguaje llano y directo. Comenzó al filo de las nueve de la noche con un pequeño recuerdo sentimental, al referirse a que hace 12 años, en esta mismas plaza y en esa misma fecha, corría delante de los policías en compañía de otros compañeros para intentar conmemorar el Primero de Mayo "persiguiendo la libertad para este país".
El presidente del Gobierno, que fue interrumpido en numerosas ocasiones con aplausos y ovaciones, recordó que llevaba callado 15 meses, en los que se había dedicado a "un trabajo duro, tenaz, paciente y prudente, con una gran prudencia para soportar la osadía impertinente de la derecha que ha destrozado a España y que ahora nos está criticando". Señaló que después de decenas de años de Gobiernos de derechas, tenía en el momento de hablar "el jubón lleno de ideas y muchas ganas de decirlas, pero voy a callármelas porque no quiero responder al insulto con el insulto". Al término de su intervención, dijo que cuando se abra la veda de la campaña electoral de 1986 "contaré a España lo que ha pasado realmente en estos últimos años. Tendré paciencia hasta entonces, pero todo el mundo se va a enterar".
En la media hora escasa que duró su intervención, Felipe González no pidió propiamente el voto para Raimon Obiols, sino que dedicó su intervención a solicitar que la gente votase el domingo y a recordar las realizaciones principales que ha hecho el Gobierno desde la toma de posesión. Terminó diciendo que resolveremos uno a uno todos los problemas que tiene planteados este país por mucho que le moleste a la derecha. "Necesitaremos tiempo, desde luego, pero los iremos resolviendo. No está resultando nada fácil gobernar, entre otras cosas por los agujeros económicos, que han abierto algunas personas que han tenido mucha prisa por ganar dinero".
En concreto, entre las realizaciones del Gobierno citó la jornada laboral de 40 horas, la LAU y la ley orgánica del Derecho a la Educación (LODE) y el comienzo de la resolución de los problemas económicos que tiene planteado el país. Señaló la gran importancia que para toda España tienen las elecciones de Cataluña y recordó con palabras del ex presidente Tarradellas las ondas raíces históricas y la fuerta personalidad de Cataluña, punta de lanza hacia el progreso y la modernidad de este país. "Todo esto se lo juegan los electores catalanes el próximo domingo, y por eso yo estoy hoy aquí".
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