Dioses lares

Mientras aquellos progenitores plantaban un chopo tul ilusión en la parcela de la sierra, lavaban el primer Seat con agua mineral sin gas, entronizaban en la sala un televisor de 24 pulgadas con caudillo incorporado y compraban abrelatas con un motor de dos caballos, los Beatles cantaban baladas a los dorados piojos, en los cubos de basura resplandecían las joyas del neocapitalismo y los hijos menores de edad se fugaban de casa hacia el sur a bordo del propio dedo pulgar que habían puesto en la cuneta. Cada mañana aparecían múltiples lechos de adolescente revueltos y vacíos. Durante esa época de esplendor en los vertederos entre la juventud estaba de moda largarse del sagrado hogar y no había quien la parara. Los padres de ahora, que tal vez un día fueron fugitivos con macuto y guitarra, son tan inaguantables como aquellos que regaban los geranios de la parcela, pero hoy sus hijos ya no les abandonan. Es más. Los padres de ahora se ven condenados a tenerlos encima hasta la muerte. Las parejas modernas se separan con gran facilidad, en cambio sus vástagos se quedan atornillados junto al plato caliente y gratuito.-¿Por qué no te vas de una vez?
-¿A dónde?
-No sé. Al sur.
-Por muy lejos que me vaya nunca encontraré un hotel tan bueno como éste.
Los dioses lares estaban encargados de mantener el vínculo de la familia en torno al fuego de la chimenea. En este tiempo de crisis su sagrario es el frigorífico, y ellos también hierven dentro de la olla. El sur ya no existe. Ahora se puede contemplar el risueño espectáculo de unos progenitores divorciados que mantienen a sus dulces criaturas hasta el filo de los 40 años y aun más allá. Los jóvenes de noche se van a un concierto salvaje, pero a la hora del desayuno están ya en casa. Desaparecen durante el día, aunque se dejan caer en el momento ineludible de las tres comidas con una cadencia matemática. Los descendientes se debaten entre la rebeldía y el hervido, entre la libertad total y el horario de medio pensionista.
-Hijo, eres muy mayor. ¿Por qué no te largas ya?
-Porque no me da la gana.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
La Policía acude a la sede del CNIO para solicitar documentación a petición de Anticorrupción
La jueza pregunta a la Abogacía de la Generalitat por las consultas de altos cargos en torno al confinamiento el día de la dana
Las curiosidades y las anécdotas del sorteo de la Lotería de Navidad
Homenaje lotero al fallecido Clive Arrindell, ‘el calvo de la Lotería de Navidad’
Lo más visto
- Lotería de Navidad 2025, en directo | 79432, el Gordo de la Lotería de Navidad
- Así te hemos contado las elecciones en Extremadura | El PP gana en Extremadura con 29 escaños, pero necesitará para gobernar a un Vox que crece
- Los jueces del Tribunal Penal Internacional se rebelan ante las sanciones de Trump: “No hay que ceder”
- Comprobar Lotería de Navidad 2025: consulta la lista de números y premios
- Oona Chaplin: “Le conté a James Cameron que vivía en una cabaña en los árboles y que estaba iniciando un proyecto de permacultura con una amiga”




























































