El 'lendakari' ha hecho valer su autonomía ante el partido

Con un vicepresidente y 10 consejeros, el nuevo Gobierno vasco que ayer tomó posesión ante el lendakari cuenta con dos miembros menos que el que se estrenó el 29 de abril de 1980. La principal novedad no reside, sin embargo, en el número, ni siquiera en las personas, sino en las circunstancias. El primer Gobierno de Garaikoetxea partía tan de la nada, que durante meses su principal preocupación fue la de rodearse del personal, y de los bienes, muebles e inmuebles imprescindibles para poder materialmente ponerse a trabajar.

Algunos de los entonces más bisoños en política, como Mario Fernández, no sólo se afianzaron rápidamente en sus cargos, sino que pronto se hicieron imprescindibles. Otros, como Pedro Luis Uriarte, que acabaría convirtiéndose en la figura más respetada de aquel equipo, sustituyeron su inexperiencia en política por la solidez de sus conocimientos y su talante abierto, aunque sucumbieran a ciertos movimientos sísmicos interiores cuyo epicentro se situó más cerca de la cúpula del partido que de la cima del Gobierno.

El balance de la crisis que desveló -más que suscitó- la negativa de Garaikoetxea a mantener su candidatura si no se respetaban ciertas condiciones, ha sido ya puesto a prueba en los nombramientos de esta semana, si bien sus efectos tardarán en conocerse. Carlos Garaikoetxea exigió total autonomía para elegir a sus consejeros, si bien concedió que si en su equipo figuraban personas no afiliadas al partido, consultaría con éste.

Dos independientes

La consulta tuvo lugar el pasado día 9 y, al parecer, los nombres avanzados no suscitaron mayor reserva. Hay dos independientes. Uno de ellos, Joaquín Ochoa, titular de Economía y Hacienda, es un técnico que va a un departamento técnico y que, por ello, no suscita mayores emociones.Más digno de consideración es el caso de Juan Urrutia, que va a una consejería netamente política, como lo ha sido siempre la de Educación. Urrutia, catedrático de Teoría Económica en la facultad oficial (aunque sea, como la mayoría de los consejeros, un antiguo de Deusto), es un liberal que nunca ha ocultado su opción en favor de la enseñanza pública, lo que podría chocar con posiciones fuertemente arraigadas en el PNV. El nuevo consejero de Educación, por lo demás, desconoce la lengua vasca.

Por el contrario, el titular de Cultura, Joseba Arregi, es un especialista en temas relacionados con dicho idioma. Antiguo sacerdote, Arregi es un intelectual solvente, de talante liberal y estilo dialogante, lo que seguramente resultará decisivo en un departamento que ha sido el más contestado durante la anterior legislatura.