El Gobierno de Bonn teme que la RDA corte la nueva oleada de emigrantes
En la República Democrática Alemana (RDA), los medios de comunicación oficiales realizan una campaña para mostrar las dificultades que pasan los que marcharon a la República Federal de Alemania (RFA), al mismo tiempo que en Bonn existen dudas e informaciones contradictorias sobre el momento en que se cortará la nueva ola de emigrantes alemanes.
Unas declaraciones del ministro de Estado en la Cancillería federal en Bonn, Philipp Jenninger, dieron a entender que la acción de salida de unos 20.000 ciudadanos de la RDA quedaría concluida a mediados de mayo. Jenninger dijo que "tenemos ciertos indicios de que las cifras actuales se deben a que se autoriza a salir a los llamados casos antiguos; éstos son los que desde comienzos de los años setenta intentan su salida. Según nuestros cálculos, se trata de un número entre 15.000 y 20.000 personas. Si se parte de esas cifras, la acción puede estar concluida a mediados de mayo".Las declaraciones de Jenninger fue por modificadas ayer por el portavoz del Gobierno, secretario de Estado Peter Boenisch, que dijo que, aunque se espera un descenso en las cifras de autorizaciones de salida, no se cree que se produzca de nuevo un cierre total, y advirtió que no conviene hacerse excesivas ilusiones en este campo.
Las declaraciones en Bonn coinciden con una campaña de Prensa en la RDA, donde se recogen las experiencias negativas de refugiados que no encuentran trabajo y sufren una mala acogida en la RFA. A base de citas de la Prensa occidental, los medios oficiales del Este presentan una imagen negra de las perspectivas que esperan en Occidente a los que abandonan la RDA: paro, mala acogida y decepción. Las informaciones de la RDA añaden que el año pasado 60.000 personas abandonaron la RFA ante el temor de una guerra atómica en Centroeuropa y por miedo a los nuevos misiles de la OTAN.
Al margen de la propaganda, hay una cierta base en las informaciones sobre la mala acogida en la RFA de esta ola emigratoria. Los nuevos compatriotas no llegan, como en los años cincuenta y sesenta, en un momento de reconstrucción nacional y de euforia económica, sino de crisis, con más de dos millones de parados.
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