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Reportaje:

Casi un millón de españoles sufre algún tipo de trastorno psiquiátrico

La atención a los 45.000 internos, un problema sin solución en España

La asistencia psiquiátrica en España continúa marginada de la sanidad oficial. Ni siquiera la próxima ley general de Sanidad va a solucionar, según expertos del sector sanitario, la adecuada atención a un colectivo de 45.000 enfermos mentales que se encuentran en estos momentos internados en los centros de salud mental, antes llamados manicomios. La esquizofrenia y la oligofrenia son las dos manifestaciones más frecuentes de esta enfermedad.Pero el problema no termina con estos primeros números, porque, según los cálculos más optimistas, en España existen 900.000 personas con algún tipo de trastorno psiquiátrico y medio millón con necesidad de cuidados psiquiátricos. No se puede perder de vista por otra parte, que España ocupa el primer lugar del mundo en cuanto a número de enfermos psíquicos a consecuencia del alcoholismo según datos del departamento de Psiquiatría de la Universidad Complutense, dirigido por el doctor Francisco Alonso Fernández.

Hasta la reciente reforma del Código Civil, los centros de internamiento de enfermos mentales -llamados hasta hace poco manicomios- y, por consiguiente, la asistencia psiquiátrica se regían por una ley de Beneficencia de 1858 y por un decreto del Ministerio del Interior de 1931. Al amparo de esta legislación se pasó, como ha señalado el psiquiatra Enrique González Duro, "de una suprema cía de las órdenes religiosas en la dirección de estos internamientos a una asistencia que se centraba cada vez más en los grandes monstruos manicomiales levantados por las diputaciones".

Los pasos de la reforma

La derogación de la legislación de 1931 ha dejado en suspenso la cuestión del internamiento forzoso; pero hasta ahora no ha surgido una alternativa legal explícita a esta nueva situación. Existe, sin embargo, una comisión interministerial para la reforma psiquiátrica, creada hace unos meses para preparar nuevas vías jurídicas que se ajusten a la Constitución y apuntar los caminos para una mejor asistencia. José Antonio Espino, secretario de esta comisión, explica que uno de los primeros cometidos de la misma es desarrollar los artículos reformados del Código Civil en materia de tutela de los enfermos mentales.En la actualidad, esta comisión se encuentra discutiendo el octavo borrador y tratando de fijar los criterios para definir el internamiento involuntario. La comisión tampoco ha decidido cuál será la forma legal que adoptará este desarrollo, aunque tiene en cuenta que afecta a derechos fundamentales de la persona, cuya salvaguarda se recoge en la Constitución.

El otro aspecto, el de la asistencia sanitaria, Plantea también problemas a largo plazo. En la actualidad, la Seguridad Social se ocupa de la asistencia psiquiátrica en el nivel de ambulatorio, pero no atiende los casos de internamiento. La asistencia psiquiátrica pública está ligada a las instituciones de beneficencia, que se traducen en organismos dependientes de diputaciones y entes autonómicos, lo que la configura en principio, más que como un derecho, como una concesión.

Condiciones deplorables

Mientras tanto, la vida en los centros psiquiátricos españoles convencionales subsiste en condiciones deplorables. Muchos de los casi 45.000 internados son crónicos y ocupan el 80% de las camas destinadas a asistencia psiquiátrica. La historia de los manicomios continúa siendo una dramática historia de marginación y aislamiento, a los que hay que añadir altos límites de desatención, según han denunciado constantemente médicos, psiquiatras y asociaciones relacionadas con la asistencia psiquiátrica.La falta de coordinación de los diversos organismos de los que depende la psiquiatría agrava el problema. En la actualidad, la psiquiatría en España depende de las diputaciones y otros organismos autonómicos, municipios, Instituto Nacional de la Salud (Insalud), hospitales penitenciarios de dependencia judicial y sanidad militar. Todo esto hace necesario, además de un cambio en la legislación, una adecuada coordinación y planificación científica.

Desde la perspectiva profesional, el auge que experimentó la psiquiatría en los años setenta, en los que incluso llegaron a ser importantes los movimientos de antipsiquiatría, casi ha desaparecido en la actualidad y ha sido sustituido por medidas consideradas por muchos como más realistas.

Una buena parte de los psicólogos, según explica el presidente del colegio oficial que tiene en Madrid este colectivo, Carlos Camarero, defiende ahora, en primer lugar, la integración de la asistencia a los enfermos mentales en el régimen ordinario de la asistencia sanitaria de la Seguridad Social, "porque la salud mental no es un mundo aparte, sino que se encuentra dentro de los problemas de la salud en general, y la psiquiatría es una especialidad de la medicina".

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