Eduardo Vañó
MANUEL MUÑOZ ValenciaEl creador de Roberto Alcázar y Pedrín era 'rojo', pese a sus historias
Mucho se ha hablado sobre la carga ideológica de las historietas de Roberto Alcázar y Pedrín, que aparecieron en la posguerra española, y de su inspiración en los principios que propugnaba el régimen de Franco. Sin embargo, el dibujante que creó los populares personajes, Eduardo Vañó, un valenciano de 73 años nacido en Bocairent, no sólo fue soldado de la República hasta el último momento, sino que se cuenta entre los fundadores de la Federación Universitaria Escolar (FUE), el sindicato republicano de estudiantes. Por entonces, Vañó tenía el carné número 11 en la Escuela de Bellas Artes
Tampoco los guionistas fueron afectos al anterior régimen. "Jordán y Jover, que hizo bastantes guiones", señala Vañó, "los enviaba desde la cárcel. Había sido comandante de la Columna de Hierro de aquí. Y también hubo otro guionista, cuyo nombre no recuerdo, que trabajaba desde la prisión. Así que de fachas, nada".
Lo que ocurrió es que las historietas de Roberto Alcázar y Pedrín se iniciaron en 1941, y no era momento fácil para sustraerse a los férreos controles del nuevo Estado. "Fue en época de Franco y la censura nos llevaba de cabeza. Todavía me acuerdo de cuando a Manuel Gago, el autor de El Guerrero del Antifaz, le obligaron a poner chaleco a unos piratas que había dibujado con el torso desnudo".
Dibujante y guionistas de Roberto Alcázar y Pedrín se curaban en salud. "El fraile Vázquez, que era censor de historietas, en una reunión de editores puso como ejemplo a Roberto Alcázar y Pedrín porque nunca había mujeres".
Otro de los sambenitos con que ha cargado el personaje de Roberto es su parecido físico con José Antonio Primo de Rivera. Vañó dice que no tuvo nunca esa intención. Simplemente lo hizo parecido a sí mismo, lo que es fácil de comprobar observando un autorretrato que el dibujante conserva en su casa y que le representa con poco más de 20 años.
"¿Que por qué se llamaba Alcázar? Pues la verdad es que no hubo ninguna razón concreta, aunque es cierto que entonces era una palabra muy de moda. El caso es que pensamos en llamarle Alcaraz, y finalmente el editor dijo que era mejor Alcázar. En cuanto al chico, fui yo quien dije: pues que se llame Pedrín. Y así quedó".
El editor era Juan Puerto, de Editora Valenciana, donde se publicó toda la colección y luego ha sido reeditada. "Nosotros", dice Vañó, "no pensamos en darle el más mínimo contenido político a Roberto Alcázar y Pedrín. Era después de la guerra y se trataba de resucitar la editorial que antes se había dedicado a las novelas por entregas y entonces estaba reducida a poco más que cuatro paredes. Pero de política, nada".
La creación de tan célebres personajes como Roberto Alcázar y Pedrín no ha deparado a Eduardo Vañó un retiro cómodo. Vive exclusivamente de una pensión de 25.000 pesetas mensuales. La reedición de la serie, hace unos años, sólo le dio 225.000 pesetas de derechos de autor.
"En este país los escritores o los músicos tienen un reconocimiento de su importancia como autores que los dibujantes no tenemos. Por eso yo dije a mis hijos cuando decidieron dedicarse a mi profesión que pensaran en el extranjero. Y eso es lo que hacen: trabajan aquí, pero para editoriales y agencias extranjeras, sobre todo de Inglaterra. Allí sí que se paga bien".
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