El presidente de Guinea-Conakry, fallece de un infarto
El presidente de Guinea-Conakry, Ahmed Seku Turé, de 62 años, considerado como uno de los padres de la independencia de África, murió el lunes por la noche en un hospital de Cleveland, en el Estado norteamericano de Ohio, durante una operación cardiovascular.
Como consecuencia de un infarto, Seku Turé, que ejercía el cargo de presidente desde la proclamación de independencia de su país en 1958, fue trasladado el mismo lunes, en un avión especial facilitado por el rey Fahd de Arabia Saudí, a Estados Unidos para ser atendido en un hospital especializado en enfermedades del corazón.Según fuentes de dicho hospital, Seku Turé fue intervenido de inmediato, a fin de intentar frenar una fuerte hemorragia producida por la ruptura de la aorta. El buró del Partido Democrático de Guinea (PDG), que gobierna el país, decretó 40 días de duelo tras una reunión presidida por el primer ministro, Lansana Beavogui.
La muerte del presidente guineano plantea nuevas incertidumbres de cara a la próxima cumbre de la Organización para la Unidad Africana (OUA) que se celebrará en mayo en Cojakry y en la que Seku Turé iba a sustituir al jefe del Estado de Etiopía, Mengistu Halle Mariam, en la presidencia de dicha organización.Seku Turé apoyó la estrategla del rey Hassan Il de Marruecos ¿le cara al problema saharaui que divide a la OUA y secundó el boicoteo de la 19A reunión celebrada en 1982 en Trípoli en la que el Gobierno de Rabat se negó a aceptar la presencia de una representación de la República Árabe Saharaui Democrática, a pesar de su condición de 51 miembro de la organización africana.
Seku Turé viajó en los últimos días a Rabat y Argel para lograr eliminar el peligro de un posible aplazamiento de la cumbre de mayo suscitado por el anuncio hecho por los saharauis de participar en la misma.
Por otra parte, la desaparición de Seku Turé podría animar a la URSS a replantear al futuro nuevo Gobierno guineano la posibilidad de instalar bases militares en territorio guineano. Seku Turé siempre rechazó las peticiones soviéticas de instalar una base en la estratégica isla de Tamara.
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