El hombre que se enfrentó a Charles De Gaulle
Ahmed Seku Turé, que junto con el ghanés Kwame Nkrumah fue el padre de la independencia de África, no ha vivido lo suficiente para ver realizado su último sueño: ser presidente de la OUA. Al enfrentamiento de 1958 entre el dirigente africano y el general Charles De Gaulle en el apogeo de su poderío, se debe en buena medida que hoy haya 50 países independientes en África. Francia pretendía entonces crear una comunidad de naciones y el rotundo rechazo de Seku Turé hizo fracasar estrepitosamente el proyecto político.Hasta 1966, Turé estuvo, con Nkrumah solo y aislado en África, propugnando un socialismo que nadie en el continente entendía. A partir de 1966, derrocado ya Nkrumah por un golpe militar, Turé y Guinea estuvieron absolutamente solos, distanciados incluso de los soviéticos, con los que su luna de miel apenas había durado tres años. Una estrecha amistad con la República Popular China mantuvo viva en Guinea la llama del socialismo.
Giro a Occidente
Un país vecino y hermano, Ghana, llegó a secuestrarle a su primer ministro, que en 1966 volaba en un avión que hizo escala técnica en Aecra.En la segunda mitad de la década de los setenta, Seku Turé, hundido y abandonado por sus antiguos aliados, quiso hacer las paces con las potencias occidentales, sin obtener grandes resultados debido sobre todo a los recelos de París y Washington.
Sekú Turé se convirtió en los últimos años en el más reaccionario de los dirigentes africanos, al menos en su política exterior, apoyando sin reservas a los franceses en Chad y a los marroquíes en el Sáhara. Tampoco esta actitud le fue perdonada por los demás presidentes africanos, restándole así el apoyo y reconocimiento que él esperaba encontrar en sus últimos años de vida. Por lo demás, la ayuda francesa y norteamericana se tradujo no en inversiones productivas, sino en préstamos, lo que ha conducido a la situación actual, en la que Guinea debe más de 1.500 millones de dólares, a los que hay que sumar más de 200 millones de dólares de retrasos en el pago de la deuda externa.
La sucesión, no prevista
La sucesión de Turé se plantea extremadamente difícil. Su misma trayectoria política hizo que se construyera en Guinea un sistema de partido único con un esencial, tinte personalista.Utilizó la represión como medio de mantenerse en el poder, y a su alrededor surgió una corte de familiares y aduladores siempre deseosos de obtener su parte en el reparto del pastel.
La Constitución guineana no prevé la sucesión, excepto en su artículo 28, que establece que "si la presidencia queda vacante, el Gobierno continuará ejerciendo sus funciones hasta que sea elegido un nuevo presidente".
Esto significa una ventaja inicial para el médico de 61 años Louis Lansana Beavogui, estrecho colaborador de Turé desde hace 30 años y primer ministro desde hace 21.
Sin embargo, Beavogui no ha sido nunca el delfín y su larga permanencia en el puesto se debe más bien a su lealtad y neutralidad tribal. En la actualidad hay dos influyentes clanes políticos: el de Ismael Turé, hermanastro de Seku, segundo hombre del régimen desde hace muchos años, proamericano y partidario de una política economica ultraliberal, y el de Mamadi Keita, pariente de la esposa de Seku, profrancés, ideólogo del régimen.
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