España presentará su respuesta al documento agrícola de la CEE el día 21

La contrapropuesta española a la primera posición oficial de la Comunidad Económica Europea (CEE) sobre las condiciones que se otorgarán a la agricultura española desde el momento de la adhesión se presentará el próximo día 21 en la reunión bilateral que se celebrará en Bruselas si se consigue en la cumbre comunitaria de los próximos 19 y 20 un desbloqueo de la negociación global para reformar la CEE. Sólo un avance en esa reunión, que consiga vencer la intransigencia británica para que se le reintegren los 750 millones de ECU (unidad de cuenta europea) que considera ha aportado en exceso, permitiría seguir hablando de una Europa que posibilite el acceso de España y Portugal.

Los negociadores españoles han insistido en estas últimas jornadas en que sólo en ese caso se podría presentar la postura agrícola española, que se encuentra ya prácticamente ultimada. Ayer por la tarde, fuentes de la Administración confirmaron a Europa Press que la Comisión Delegada para Asuntos Económicos estudiará en su reunión del próximo día 20 esa respuesta española a la postura agrícola planteada, como punto de partida, por la Comunidad. La propuesta es considerada inaceptable para los intereses españoles, pero, como ha quedado bastante claro en las declaraciones posteriores al Consejo de la CEE del pasado día 21 de febrero, es una posición dura que diferirá sustancialmente de la que se plasme en el documento final.En los ministerios directamente afectados por la negociación se mantiene un absoluto mutismo respecto a cuál será el contenido del documento que presente España como respuesta al que entregó la Comunidad. En aquél se planteaba que la agricultura española debería adoptar un período de transición clásica de siete años, que podría ser alargado a 10 años en algunos apartados, y se dejaba abierta la posibilidad de establecer unos mecanismos complementarios para los intercambios, con la introducción de techos o contingentes para los mismos. Y, en un segundo planteamiento, que ha sido considerado como el más duro, por los negociadores españoles y por las fuerzas sociales y empresariales afectadas, la CEE introducía una integración en dos fases para las frutas y hortalizas españolas: la primera de cuatro años y la segunda de seis, con el agravante de que estos productos quedarían desprotegidos de las subvenciones que tienen este tipo de cultivos en la Europa verde. No se hacía referencia al vino ni al aceite, remitidos a una negociación posterior.

Rechazo de las etapas

Este documento no difería sustancialmente del que anteriormente había preparado la Comisión Europea, y a partir del cual los negociadores españoles elaboraron un memorándum en el que se rechazaba tajantemente el sistema de etapas o fases, así como el establecimiento de unos mecanismos complementarios de vigilancia, por considerar que ambos serían desequilibradores para la agricultura española.La incógnita que existe en estos momentos reside en si, como parece probable, la contrapropuesta española insistirá en rechazar este sistema de integración a dos velocidades para nuestras frutas y hortalizas, y si se oponen al período de 7 a 10 años fijado por la CEE para la transición clásica, así como a los mecanismos complementarios. El propio secretario de Estado para las relaciones con la CEE, Manuel Marín, ha señalado que un período transitorio de alrededor de seis años podría ser aceptable para los intereses espafloles y que en ningún caso España puede aceptar unas exigencias superiores a las que en su día se impusieron a Grecia o Italia.

Un síntoma positivo en los últimos días ha sido, sin duda, el solapado anuncio realizado en Madrid por el embajador de Francia, quien, aunque siguió refiriéndose a las dos fases para nuestras frutas y hortalizas, introdujo un cambio sustancial al señalar que la presidencia francesa y los demás países de la CEE estaban considerando que podrían beneficiarse de las subvenciones comunitarias desde la adhesión.