Zoltan Fabri, gran desconocido
No sé si ha estrenado comercialmente en España algún filme del húngaro Zoltan Fabri. Mi impresión es que no y, si la memoria me falla, de lo que no cabe duda es que, de estrenarse, cayó sobre un público desinformado acerca de la vigorosa personalidad de este hombre de cine.Hace unas semanas la Televisión emitió uno de sus últimos filmes, El quinto sello, que obtuvo escaso eco. No es esta, ni mucho menos, su mejor obra, pero había en ella algunas de las constantes, casi machaconas, de este grave, profundo, casi desconocido para nosotros, cineasta europeo, y la palabra europeo, en el caso de Zoltan Fabri, no es un adjetivo, sino un sustantivo.
En la personalidad de Zoltan Fabri, como en la de Carl Dreyer, Jean-Marie Straub, Luis Buñuel o Inginar Bergman, la circunstancia de origen es parte sustancial de su condición de artista y de intelectual. Porque, y ahí posiblemente hay que buscar la sustantividad de lo europeo en él, Zoltan Fabri es miembro del raro ramillete de cineastas, en los que el intelectual y el artista coinciden sin esfuerzo, son las dos caras de una misma moneda.
Fabri nació en Budapest en 1917, fue actor, después escenógrafa y, a partir de 1952, director cinematográfico. Su etapa de plenitud comenzó precisamente en 1956, año de la rebelión del puelo húngaro contra el estalinismo, con El profesor Aníbal, filme que hunde sus raíces en las propias raíces de aquellos terribles y febriles acontecimientos. La obra de Fabri quedó fijada por esta encrucijada histórica y de ahí provienen tanto sus limitaciones como sus alcances.
El desgarro de la sociedad húngara, la escisión civil reflejada en conflictos de tipo existencial, es la materia de la práctica totalidad de la obra de Fabri, cuya cumbre es la excelente 20 horas (1964), en el que hay un acoplamiento notable entre el reportaje sobre sucesos sociales y políticos y el reflejo de estos en la interioridad de una conciencia.
El cine de Fabri se alimenta por igual de la pasión documental y de la introspección en las zonas oscuras del individuo, por lo que puede considerársele como uno de los pocos cineastas afincados en el punto de encuentro entre el marxismo y el existencialismo. No obstante, el peso de las cuestiones anímicas aumentó progresivamente en la obra posterior de Fabri, que fue interiorizando cada vez más sus complejas excursiones en la psicología individual y poco a poco desprendiéndose de la primacía de las cuestiones sociales y políticas, que quedan en sus últimos filmes más como telón de fondo que como asunto argumental. El hormiguero pertenece a su última etapa, fue rodado en 1971 y está inédito en España. Fabri hizo películas primorosas junto a otras de segunda fila. Esperemos que ésta sea de las primeras.
El hormiguero se emite hoy a las 22.00 por la segunda cadena.
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