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Mozambique y África del Sur firmarán el próximo día 16 un tratado de no agresión

Soledad Gallego-Díaz

El presidente de Mozambique, Samora Machel, y el primer ministro de Africa del Sur, Pieter Botha, firmarán el próximo día 16 en la frontera que divide los dos países un tratado de no agresión que supone un hito en la política de todo el cono sur africano.

El acuerdo, que será conocido como el Tratado de Nkoinati, nombre que dan los nativos a la zona fronteriza, implica que África del Sur dejará de apoyar a la guerrilla que desde hace ocho años intenta desestabilizar al régimen marxista de Machel y que Mozambique impedirá que el Congreso Nacional Africano (ANC) utilice su suelo para atacar a la minoría blanca que gobierna Suráfrica.La firma del tratado, anunciada ayer en Ciudad del Cabo, llega pocas semanas después de que África del Sur y Angola llegaran a un acuerdo por el que se comprometen a respetar el alto el fuego en la frontera con Namibia.

Muchos observadores estiman que el régimen de Pretoria está recogiendo ahora los frutos de su política de palo y zanahoria. Durante muchos años África del Sur ha mantenido y sufragado movimientos guerrilleros contra los países que daban cobijo y protección al ANC y al SWAPO (Organización Popular del África del Suroeste, movimiento de liberación de Namibia). Sin embargo, esta política tenía un coste elevado, no sólo económico, sino ante la opinión internacional, porque Pretoria aparecía siempre como el agresor. La mediación de Estados Unidos, que desea la paz en la zona a fin de que Angola pueda despedir a los 25.000 soldados cubanos que actualmente la protegen, la desesperada situación económica de Mozambique, que sufre una mortífera sequía, y la urgente necesidad que tiene Angola de consolidar sus propias estructuras como Estado, han completado un cuadro en el que era más factible que nunca la vieja aspiración surafricana de mantener fronteras seguras y evitar refugios para el ANC.

A partir de ahora los dos movimientos guerrilleros, ANC y SWAPO, tendrán que contar con sus propias fuerzas. El SWAPO ha comprendido la situación inmediatamente y desde hace dos semanas intenta infiltrar el mayor número posible de guerrilleros en Namibia, utilizando la frontera de Botswana y no la de Angola. Según fuentes oficiales de África del Sur, cerca de 800 guerrilleros se han introducido o intentan introducirse actualmente en África del Suroeste (Namibia).

El futuro del SWAPO

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Sin embargo, el futuro del SWAPO puede ser más esperanzador que el del ANC. Según informaciones pubIicadas en Johanesburgo, el Gobierno surafricano estudia la posibilidad de conceder la independencia a dicho territorio, que ocupa en contra de todas las resoluciones de las Naciones Unidas.La independencia de Namibia es un requisito indispensable para que Angola considere a su vez la retirada de tropas cubanas. En este contexto se encuadraría la liberación de uno de los fundadores del SWAPO, Herman Toivo, que ha permanecido 16 años en las cárceles surafricanas y que fue puesto en libertad hace una semana.

El alto al fuego con Angola puede ser considerado como un golpe relativo para el SWAPO. Mucho peor es para el ANC el tratado de no agresión con Mozambique. Según Pretoria, el 80% de las acciones del Congreso Nacional Africano en África del Sur han partido de territorio mozambiqueño. Pretoria ha actuado siempre con extrema dureza contra el ANC. El hecho de que haya ofrecido esta semana poner en liberta a su líder, Nelson Mandela, que lleva 20 años en la cárcel, no indica una dulcificación porque Pretoria exige también que Mandela se recluya en una pequeña zona del país, asignada a los negros, a lo que el líder del ANC no puede avenirse sin traicionar su ideología.

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