El ex director de la cárcel de Herrera intenta desautorizar a quienes denunciaron torturas
Santiagro Martínez Motos, ex director de la cárcel de máxima seguridad de Herrera de La Mancha y procesado junto con otros 11 funcionarios por presuntas torturas a los reclusos, trató de desautorizar ayer, en el transcurso M juicio que se está celebrando en la Audiencia Provincial de Ciudad Real, a los abogados de la acusación particular y a los funcionarios que denunciaron las torturas presuntamente realizadas en el verano de 1979.
Martínez Motos dijo que había estado esperando cinco años a este juicio, porque los abogados de la acusación particular habían tratado de hacer un juicio a través de la Prensa. Vertió diversas acusaciones contra varios de los funcionarios que declararon en el sumario que compañeros suyos habían golpeado y vejado a los internos de Herrera durante las conducciones a la citada prisión.El ex director de Herrera de La Mancha dijo que cuando se hizo cargo del puesto, en otras cárceles españolas había "cuadros desoladores, con mafias que asesinaban a reclusos en sus celdas, tráfico de droga en las prisiones y presos amotinados". También dijo que el entonces director general de Instituciones Penitenciarias, Carlos García Valdés, que fue quien le nombró para el cargo, le había dicho que Herrera de La Mancha iba a tener un marcado carácter intimidatorio, aunque precisó que en la reunión que tuvo con los funcionarios les dijo: "Prohibida toda clase de malos tratos"
Sin embargo, uno de los funcionarios, Gómez Hidalgo, ha afirmado en el sumario que en esa reunión les dijo que todos los funcionarios tenían que estar en las conducciones de presos para intimidarles. Martínez Motos afirmó que estuvo presente en cuatro conducciones, y que en una de ellas había mucha violencia, y que cuando él llegó estaban los funcionarios y los presos rodando por los suelos y había intercambio de empujones.
Preguntado por los túneles hechos por los funcionarios para pegar a los presos cuando llegaban, dijo "Los túneles son obra de esos tres letrados" (señalando a la acusación particular). Por último, dijo que no era cierto que en Herrera de La Mancha hubiera violencia y él la tolerara.
Los abogados de la acusación solicitaron que se dedujera testimonio de la declaración de Martínez Motos, por si hubiera cometido delitos de falsedad en documento público y aportación de documento falso al juicio, ya que su firma figura en tres actas de la Junta de Régimen (órgano que impone las sanciones a los presos), reuniones a las que él no asistió porque estaba de vacaciones.
El ex director de Herrera y el único testigo que ha declarado por el momento, el funcionario de prisiones Juan Herranz, que es uno de los que ha denunciado las torturas, mantuvieron un careo en el que Motos dijo que el uncionario solo le había visitado por interés personal, mientras que Herranz afirmó que las tres veces en que fue a verle le puso de manifiesto la situación anormal y malos tratos que se estaban produciendo en Herrera y que el director le dijo que en Herrera simplemente se estaban cumpliendo las ordenanzas.
Los funcionarios de Herrera de La Mancha que declararon ayer negaron rotundamente haber torturado a los presos, y ni siquiera haber utilizado la "coacción mínima necesaria", a excepción de Francisco Javier Seco, que reconoció que en una ocasión tuvo que reducir a un recluso.
Jaime Pozas, el funcionario que mas agredió a los internos, según consta en las declaraciones de éstos en el sumario, afirmó que era imposible que hubiera pegado a los reclusos, "porque mi ética profesional no me lo permite". Este funcionario, según consta en la diligencia de reconocimiento en rueda, modificó su aspecto fisico utilizando gafas, afeitidose el bigote y cortandose el pelo, para no ser reconocido por los presos. Varios reclusos, a pesar de que él estaba presente en la diligencia, dijeron: "Aquí falta el peor, Jaime", por lo que fue requerido por el juez para que enseñara su documento de identidad. Los presos manifestaron que la foto del carné correspondía al funcionario que les había golpeado.
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