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Desde alarmas contra violadores hasta el uniforme militar para 'el día siguiente'

En el abigarrado muestrario de Sicur 84 no faltan productos chocantes al primer golpe de vista. El visitante hajugueteado con esos baratos artefactos de gas -algo así como mecheros grandes- que emiten un silbido tan penetrante que al escucharlo, según el vendedor, los asaltantes quedan atónitos los segundos precisos para que una dama emprenda la huida.Luego, el curioso que pasea por la feria ha podido contemplar sobre un maniquí cómo trabajan los llamados sordos, esos escoltas de personalidades que parece que hablan solos, y que en realidad se están comunicando con sus colegas a través de auriculares y micrófonos minúsculos e inalámbricos. Y de repente, en otro de los tres pabellones de la ínuestra, el dedicado a higiene y seguridad en el trabajo, ve el cartel: "En el hogar y en el trabajo, SecuestrÍn protege".

El producto, explica uno de sus promotores, no guarda relación, pese al nombre, con lo que los especialistas consideran el azote de la clase empresarial en las postrimerías del siglo XX, sino que consiste en una crema protectora de las pieles alérgicas al cromo o al níquel.

Y para proteger a los soldados que hayan logrado sobrevivir el día después del apocalipsis nuclear, una empresa textil ha confeccionado, al precio de 50.000 pesetas la unidad, el primer uniforme militar español de protección contra las guerras química, nuclear y bacteriológica. El equipo, expuesto en Sicur 84 y ya adoptado por los Ejércitos españoles, consta de máscara, guantes, botas y un traje de campaña con los colores de camuflaje, todo forrado por dentro con paneles de carbón activado y una mezcla de fibra de vidrio y aluminio.

Sicur 84 pone de relieve la explosiva pujanza de la iniciativa privada en materia de seguridad. La presencia pública se reduce a la del Ayuntamiento de Madrid, que muestra el trabajo del cuerpo de la Policía Municipal y de los bomberos de la ciudad. Estos últimos aportan al hipermercado de las virguerías tecnológicas la pieza más entrañable: un automóvil Delahaye de 1934, pintado de rojo carmín, con cromados dorados y guardabarros negros, que se usó como electroventilador hasta hace apenas una década. El Elliot Ness llamaban a este automóvil en el cuerpo de bomberos de Madrid.

Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado están representados en Sicur 84 por una pareja de guardias civiles que vigila el mostrador de una industria vasca, especializada en pistolas y revólveres. A los expositores y visitantes estadounidenses la presencia de los guardias civiles con sus uniformes, y sobre todo sus tricornios, les provoca tal curiosidad que no se van sin intentar hacer unas fotografías de recuerdo.

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