Morir de hambre
A lo largo de la historia, difícilmente el hombre ha muerto de hambre, y sí de guerras, pestes y epidemias. Siempre le funcionó bien, como miembro del género animal que es el instinto de conservación: nunca dejó de cazar o de cultivar el huerto para el gasto propio.Hoy día, desde diversas partes del mundo, y sobre todo de Africa, nos llegan los gritos de millones de personas que están a punto de morir de hambre, y muchos entendidos invocan erróneamente como causa principal la sequía.
La causa, más bien, habría que buscarla en el espejismo del desarrollo económico, que ha empujado a pueblos enteros a abandonar estructuras tradicionales que a través de los siglos les han garantizado una subsistencia normal. Y como recientemente nos lo ha recordado Iván Illich en EL PAÍS, el desarrollo económico crea, paradójicamente, escasez. / Cecillo Pintado. .
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