La escena española
Es añejo el tema de la crisis del teatro, pero antaño se introdujo en la corriente de la crisis y se esperó el milagro natural de la biología. Hoy, ya se ve, la sangre de la historia no llega, y los candiles dramáticos andan atónitos con el reciente cuadro informativo que está preparando la Dirección General de Teatro y Música.EL PAIS, en su estudio sobre los signos de alarma de la escena española, hace la reseña del sondeo administrativo, que descubre en medios profesionales y públicos una situación muy pesimista del teatro. En la página siguiente, sin embargo, el señor Haro Tecglen, crítico del periódico, hace un desglose básico del arte de representar y funda la teoría, antigua, de las constantes: el actor y el autor, el teatro que nace en Grecia, con Tespis, y las ceremonias dramáticas que se pierden en la noche de los tiempos.
Si lo dejamos todo en su natural, nos sale: ceremonias dramáticas o teatro de actor, colectivos con fórmulas donde éstas se repiten y necesitan de la participación, teatro de autor donde se plantea la mitología de nuestro tiempo, arrancada a la vida con obras y cuya novedad reside en el argumento o interpretación personal. Pero el teatro, dicen, no es más complejo. Veamos:
Una sociedad, España, por ejemplo, tiene sus fiestas, ritos o actores y sus autores. Actores, en consecuencia, es fácil hacer: sólo es necesario levantar la cultura a su propia talla y expresarse conscientemente. ¿Y los autores? Los griegos, que trabajaban sobre argumentos ya preparados, los ciclos de la épica, los argumentos de Aristóteles, firmaron aproximadamente 100 obras cada uno: Esquilo, Sófocles, Eurípides; ya Shakespeare, no obstante, escribe sólo unas 30, y otros autores, en los aledaños de nuestro tiempo, hacen dos o tres y se van a los libros de ensayo y crítica. Algún autor en España, sin embargo, sale prolítico: Benavente, Paso, pero ello demuestra lo imprevisible del autor, de sus apariciones en el teatro del mundo.
En consecuencia, para resolver el drama de la Administración hay que trabajar sobre lo posible: nivel cultural para todos los que intervienen en el mundo del teatro, incluidos los actores; civilización de modestia para los sitios: el actor como actor; el director como director; autores platónicos para las fiestas o ceremonias dramáticas tipo Elche; colectivo de actores con autor de repertorio modelo polaco; edificios para representar, pues ya dijo Ortega que el teatro no es un edificio; rogativas para que nazcan autores; rogativas para que no sean destruidos al nacer, etcétera. /