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Bombardeos y combates en Beirut rompen el frágil alto el fuego negociado por un mediador saudí

Un precario alto el fuego entró inesperadamente en vigor ayer, a media mañana, en todos los frentes de Líbano, pero al no estar respaldado por un acuerdo político entre el presidente Amin Gemayel y sus adversarios de las milicias musulmanas, duró apenas unas horas. Intensos bombardeos drusos sobre Beirut este y combates a lo largo de la línea verde que separa los sectores cristiano y musulmán de la ciudad demostraron, una vez más, la imposibilidad de que las partes en conflicto hagan callar a las armas.

Uno de los mediadores saudíes en el conflicto libanés, el príncipe Bandar Ben Sultan, embajador de Arabia Saudí en Washington anunció ayer de madrugada, en Damasco, la conclusión de una tregua con vigencia a partir de las once de la mañana, hora de Beirut.Desde que, a principios de semana, regresó de una gira por el Vaticano y Damasco el patriarca de la comunidad libanesa grecocatólica, Maximos V. Hakim reitera que ha conseguido de las autoridades sirias y sus aliados libaneses un alto el fuego de 15 días de duración.

Como siempre en Líbano, ni la tregua entró puntualmente en vigor ni fue escrupulosamente observada por los beligerantes, cuyos jefes aseguraban no haber sido informados de la decisión que, de todas formas, se proponían acatar. "No sabemos nada de este asunto", declaró el líder de la milicia chiita Amal (Esperanza), que desde hace tres semanas controla Beirut oeste, mientras una fuente oficial reconoció que el palacio presidencial de Baabda había sido informado por teléfono del anuncio hecho en Damasco.

Disparos aislados

A partir de las primeras horas de la tarde, los cañonazos se fueron espaciando a lo largo de la línea de demarcación que separa los dos sectores de la capital hasta ser sustituidos por los disparos esporádicos y circunscritos de las armas automáticas. Por la tarde, las armas volvieron a hablar. Los milicianos drusos bombardearon el sector Este de Beirut, de mayoría cristiana, y la línea de demarcación que separa las zonas oriental y occidental de la ciudad fueron escenario de intensos combates.

La calma de las primeras horas de alto el fuego era tanto más frágil en cuanto no se basa en ningún embrión de solución de la crisis, como reconoció el príncipe Bandar en Damasco al afirmar que "se trataba única y exclusivamente de un alto el fuego" obtenido gracias a la "cooperación de Siria". En el terreno diplomático no se ha registrado ningún progreso, y el otro mediador saudí, Rafic Hariri, era esperado en Beirut para recibir la respuesta de Gemayel a las últimas propuestas sirio-saudíes, que prevén, tras la abrogación del tratado firmado hace nueve meses entre Líbano e Israel, la suspensión de las operaciones militares y la convocatoria del Congreso de Reconciliación Nacional Libanés de Ginebra, cuyas decisiones deberán ser aplicadas por un Gobierno de unión nacional. Gemayel duda aún en denunciar el acuerdo con Israel sin obtener a cambio alguna promesa de Damasco sobre la retirada de sus tropas del tercio de Líbano que controlan.

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