Un joven, cuya novia había muerto por sobredosis de heroína, fallece en los calabozos de la Jefatura Superior de Policía
Jesús Prieto Barbas, de 28 años, falleció ayer en un calabozo de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, por causas desconocidas. En la noche del viernes al sábado, Jesús había intentado suicidarse, tras encontrar muerta, como consecuencia de un pinchazo de heroína, a su novia, María Dolores Rosco, de 27 años. El joven fue atendido en la tarde del sábado en el Hospital Provincial, donde se le dio el alta después de un lavado gástrico. Desde allí la policía, que en un primer momento le imputó la muerte de su novia, le trasladó esposado a la Puerta del Sol.
En la noche del viernes al sábado, Jesús Prieto encontró el cadáver de María Dolores Rosco tendido sobre la cama del dormitorio del piso que compartían, en el número 7 de la calle de Santa Julia, en el distrito de Vallecas. Un mal chute (una inyección de droga) había terminado con la vida de la muchacha, como reveló la autopsia practicada en su cadáver, donde no se encontraron señales de violencia. La pareja era adicta al caballo, nombre con el que es conocida la heroína entre los usuarios, y, según la policía, también traficaba con ese opiáceo.Al encontrar muerta a su compañera, con la que tenía un hijo de siete meses, que vive en casa de los padres de María Dolores, Jesús decidió quitarse la vida. Preparó e ingirió una cantidad indeterminada de una mezcla de raticida y roinol, un potente hipnótico. A continuación, se acostó junto a María Dolores, dispuesto a compartir su destino.
Versiones contradictorias
Jesús Prieto se despertó a primeras horas de la tarde del sábado. Estaba, aturdido y se sentía enfermo, pero decidido a vivir. A las 17.10 horas ingresó por su propio pie en el servicio de urgencias del Hospital Provincial y relató su impresionante historia. Allí le apreciaron una pequeña contusión en la frente y lesiones por inyecciones intravenosas, y se le sometió a un lavado de estómago. A las 21.15 horas se le dio el alta médica.Un portavoz del hospital manifestó ayer, que, tras el lavado gástrico, Jesús Prieto se encontraba "consciente y orientado, con pulso y tensión normales, por lo que los doctores que le atendieron no estimaron precisa su hospitalización. Nada hacía temer por su vida".
Según la información facilitada ayer por el gabinete de Prensa de la Jefatura Superior de Policía, Jesús Prieto manifestó a las personas que le atendían en el centro médico que había matado a su compañera, por lo que éstas avisaron a la policía. Por el contrario, el citado portavoz del Hospital Provincial ha declarado que el paciente nunca hizo estas afirmaciones de culpabilidad y que la policía fue avisada a la vista de la naturaleza misma de los hechos conocidos: una muerte y un intento de suicidio.
Minutos después del alta médica, el joven salió esposado del centro sanitario, lo que, según testigos presenciales, le molestó de forma notable. Fue trasladado a las dependencias de la Jefatura Superior de Madrid, situadas en la Puerta del Sol, e ingresado en los calabozos. A las 10.30 horas de ayer, los vigilantes de los calabozos policiales lo encontraron muerto, "sin que se conozcan las causas exactas del fallecimiento, a la espera de practicársele la autopsia", dice la nota del gabinete de Prensa de la Jefatura Superior de Policía.
Una primera información sobre la muerte de María Dolores Rosco, difundada en la mañana de ayer por la agencia Efe, que cita fuentes policiales no identificadas, afirmaba que la joven había fallecido con síntomas de violencia por estrangulamiento y añadía que Jesús Prieto, del que se facilitaban sus iniciales y el dato de que convivía con la difunta, había sido detenido como presunto autor del crimen. Sin embargo, el forense certificó luego muerte por sobredosis o adulteración de heroína, con edema pulmonar.
Doce detenciones
Jesús Prieto, sobre el que pesaban dos órdenes judiciales de busca y captura, había sido detenido 12 veces por tráfico de estupefacientes, tenencia ¡lícita de armas y atraco. El joven fallecido en los calabozos de la Puerta del Sol usaba también los nombres falsos de Jesús Barbas y Jesús Vargas, según la policía, que encontró en el domicilio que compartía con su pareja unas ganzúas y numerosas papelinas de heroína y paquetes de raticida, sustancia esta usada en ocasiones por los camellos o traficantes de droga para multiplicar su mercancía.
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