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Un millar de pacifistas celebra 'la última cena' ante la diosa Cibeles

Un millar largo de jóvenes pacifistas se reunieron anoche al comienzo del Paseo de Recoletos, junto a la madrileña plaza de Cibeles, para celebrar lo que llamaban La última cena antes del holocausto nuclear. Durante tres horas, hasta las 22.30, alegraron la fiesta varios cientos de litros de vino, algunas piezas de pan, dos charangas y verdaderas nevadas de confetis.La fiesta había sido convocada por el Comité Anti-Otan, organización nutrida fundamentalmente por grupos de pacifistas. La entidad ha organizado desde enero de 1981 tres marchas a la base conjunta de Torrejón.

Una de las dos grandes pancartas situadas entre las dos filas de mesas donde los comensales llenaban de vez en cuando su vaso de tinto señalaba que el próximo día 19 se desarrollaría una cuarta marcha a la vecina población madrileña. La otra, más próxima a los jardines del Cuartel General del Ejército, primera sede del Ministerio de Defensa, decía a todo color: "Comité Anti-Otan. Otan, no. Bases, fuera".

Junto a esta pancarta, un improvisado escenario sirvió para que todos los presentes pudieran contemplar cómo "un profeta", de nombre Javier Villán, auguraba la proximidad del fin del mundo y predicaba la necesidad de aprovechar los últimos momentos con cenas como la organizada.

El otro "plato fuerte" de la cena, según comentaban varios de los consumidores de pan y vino, duró casi media hora y estuvo a cargo de la compañía de teatro El Gayo Vallecano, que interpretaba una pieza de López Mozo. Era la adaptación de un Tenorio, con Ronald Reagan en el papel de Don Juan, Europa en el de Doña Inés, y varios jefes de Gobierno europeos (Margaret Thatcher y compañía) en el de padres de la dama seducida. Cuando parecía que los padres de Europa se iban a vencer ante los dólares, subió "el profeta", entre general cachondeo, para tranquilizar al personal: por esta vez vencía el motivo de la convocatoria.

La celebración se desarrolló siempre pacíficamente, ante la atenta mirada de la dotación de cuatro coches DKW de la Policía Nacional, así como la curiosidad de algunos transeuntes u ocupantes de las caravanas de coches que discurrían por la plaza de Cibeles y Recoletos.

Sólo se organizó cierta algarabia cuando pasaron medio centenar de autocares y coches con vecinos de Sagunto, que poco después de las nueve de la noche salían hacia Valencia, después de permanecer todo el día de manifestaciones ante los Ministerios de Trabajo e Industria, para protestar por el despido de los 155 primeros trabajadores afectados por el proyectado cierre de instalaciones en Altos Hornos del Mediterráneo.

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Con los últimos tragos de vino y pan, la música de las charangas y el saltar de los coros ambientó una paulatina dispersión de la concurrencia. "Neutrón el que no baile" era el estribillo que se repetía en variadas y libres interpretaciones.

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