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El Estado libanés se desmorona

Alto el fuego en Beirut después de que las milicias musulmanas culminan su conquista del sector oeste de la capital libanesa

Las milicias antigubernamentales -drusas, pero sobre todo chiitas-, arrebataron ayer al Ejército su última posición, el rascacielos en ruinas del que fue el prestigioso hotel Holiday In, y, desde ese momento, la radio nacional, también en manos ya de la milicia, difundió incesantes llamamientos de Nabib Berri, el líder de Amal, pídiendo por primera vez, "en nombre de Dios misericordioso", la instauración de "un alto el fuego total".

Las milicias musulmanas han consolidado su control total de Beirut oeste, mientras en el sector oriental de la capital, sometido ayer al fuego de la artillería drusa, el pueblo cristiano era invitado a movilizarse para contraatacar. Beirut vivió por fin, ayer, sus primeras horas de auténtica tregua, tras seis días de combates prácticamente ininterrumpidos.La última fase de la conquista de la ciudad fue, en varios puntos neurálgicos, como el Ministerio de Información, sede de la radio nacional, completamente pacífica, y tras un breve diálogo, soldados y milicianos confraternizaban hasta el punto de que los partidarios de Berri se subían a los vehículos blindados del Ejército y todos abrían fuego alegremente al aire como para festejar "la liberación de Beirut".

A pesar de estos disparos, la brusca disminución de la actividad bélica, tras la noche apocalíptica del lunes al martes, que obligó a la población a pernoctar en los sótanos, incitó a algunos beirutíes atrevidos a echarse a la calle en busca de pan y otros alimentos, que realmente no pudieron adquirir al estar cerrados todos los establecimientos, incluidos los quioscos de periódicos, que ayer no pudieron ser puestos a la venta.

Desde la radio nacional y la emisora de su aliado druso, Walid Jumblat, Berri transmitía consignas a sus seguidores, orrinipresentes en las calles, ordenándoles que "no ataquen las embajadas, ni las demás representaciones diplomáticas, ni a Ias fuerzas multinacionales" y pidiéndoles también que "garanticen la seguridad de los ciudadanos extranjeros" y la salvaguardia de las instituciones libanesas, "porque de vuestro comportamiento depende la supervivencia de Líbano".

Una fuerza neutral

La Embajada de Estados Unidos prefirió, sin embargo, evacuar a parte de su personal diplomático en Líbano, concretamente 38 personas que fueron trasladadas en helicópteros hasta el portavione Guam y, posteriormente, a Larnaca (Chipre). Continúan todavía en el país 69 funcionarios de la Embajada y alrededor de 1.000 ciudadanos norteamericanos.

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El abogado chiita de 46 años de edad que dirige Amal ha anunciado su intención de retirar, a largo plazo, a sus hombres de las calles para que las fuerzas de seguridad interior (gendarmería) a las que considera como una juerza neutral, puedan hacerse cargo del mantenimiento del orden, misión que los milicianos no pudieron llevar a cabo ayer sin cometer los primeros atropellos.

Pero estas palabras apacigüadoras no han templado los ánimos de las fuerzas libanesas (milicias cristianas unificadas), cuyo máximo dirigente, Fady Frem, pidió a los cristianos libaneses, a través de su emisora La Voz de Líbano, que estén listos para pelear y evitar así "el porvenir sombrío que nos preparan nuestros enemigos sirios, palestinos, iraníes y libios". "Debemos", añadió, "emprender inmediatamente la lucha sin esperar que la vida en los sótanos y refugios durante meses llegue a mermar nuestra capacidad de resistencia".

Como en los peores días de la guerra civil de 1975-1976 reinaba ayer una gran tensión a lo largo de la línea de demarcación que separa los sectores Este y Oeste de la capital, en manos ahora de las milicias cristianas y musulmana chiita, respectivamente, mientras circulaban rumores sobre una inminente contraofensiva de las brigadas del Ejército que han permanecido fieles al presidente Amin Gemayel, que se resiste apresentar su dimisión como se lo han exigido los principales responsables de la oposición que se niegan a cooperar con él para buscar una solución a la crisis.

Pero parece harto difícil que unas fuerzas armadas de las que 5.400 oficiales y soldados destacados en Beirut han desertado de facto, según aseguró ayer Berri, consigan recuperar una ciudad que tan fácilmente perdieron a menos que no reciban una masiva ayuda exterior, cuyos primeros indicios algunos cabecillas cristianos creen ya discernir en el bombardeo del lunes de las posiciones drusas en la montaña por la marina de guerra de la VI Flota norteamericana y dos aviones A 6 Intruder, procedentes del portaviones Kennedy.

Ayer fue el destructor estadounidense New Jersey el que entró en acción, junto con la artillería de los marines del contingente de EE UU poco después de que resultase herido un infante de marina por la metralla de uno de los proyectiles disparados probablemente por los cañones drusos. Tres nuevos soldados italianos fueron también heridos ayer, y el lunes por la noche falleció un paracaidista francés a causa de sus heridas.

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