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La inversión descendió el año pasado el 1,1%, según las últimas estimaciones oficiales

La inversión no se ha recuperado en 1983. El Gobierno, que al principio daba el año por perdido a este respecto, negó a esperar el pasado otoño que la formación bruta de capital ascendería a 4,47 billones de pesetas, con aumento real del 0,5%. Sería el primer paso para dar por terminado el período de deterioro que se inició en 1975, pues en ejercicios siguientes, hasta 1986, se pretendía alcanzar incrementos medios del 4,5% al 8%. Pero lo cierto es que, según la estimación que ha llevado al Consejo de Ministros el titular de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, se ha quedado en 4,34 billones de pesetas, lo que representa un descenso real del 1,1%.

El mayor descenso de la inversión, de acuerdo con los últimos datos oficiales -que aparecen en el cuadro adjunto-, ha correspondido a la inversión en bienes de equipo (1,5%). La inversión en construcción, el único de los sectores que durante el pasado ejercicio no ha aumentado su producción, ha disminuido el 1%, quedando en 2,7 billones de pesetas. Así, si se excluye la variación de existencias de las empresas la caída en la formación de capital fijo puede haber sido del 1,2%.Las estimaciones oficiales todavía no son definitivas. En medios de la Administración se baraja la posibilidad de poder corregirlas pronto al alza. Abunda en esta impresión el detalle de que el Instituto Nacional de Estadística se dispone a,modificar los datos del índice de producción industrial. Al final puede quedar entre una reducción del 0,7% o del 0,5%, esperada por Gobierno al empezar 1983, o el 1% de descenso que vaticinan el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En ningún caso se aproximará a la disminución del 3% que vaticinaron en febrero pasado la Asociación Española de la Banca (AEB) y otras entidades del sector.

Sin embargo, al margen de la siempre excesiva mitificación de los datos de inversión, que al fin y al cabo suelen obtenerse como residuo de los consumos privado y público, la continuidad del estancamiento en la formación bruta de capital evidencia, según medios del sector privado, lo muy difícil o imposible que resultará lograr los objetivos enunciados en el programa económico del Gobierno para el presente año y siguientes. El Gabinete fiaba la consecución de sus previsiones al aumento de la inversión privada. Y mientras parece confirmarse que el pequeño peso global de la inversión pública apenas crecerá, o incluso es probable que descienda, la patronal CEOE ha resaltado que el crédito al sector privado crecerá menos que la inflación.

Preocupación privada

En 1983, la formación de capital en las administraciones públicas ha crecido sin precios el 1%, frente al 8,7% de 1982. Para el futuro no sólo persiste el agotamiento detectado en los planes de vivienda, de infraestructuras, energético y electrónico, que han sufrido ciertos retrasos y las conocidas rebajas respecto a lo que se esperaba de ellos hace un año.Con las reducciones de gasto público proyectadas por el Gobierno para posibilitar en los próximos años la desaceleración de la presión fiscal y un menor déficit público (respectivamente, 0,1% y 3,3% del producto interior bruto (PIB) en 1986), las transferencias de capital a las empresas públicas y las inversiones reales sólo crecerán, entre 1984 y 1986, del 1,1% al 1,7% acumulativo. Y buena parte de las mismas tendrá que ser destinada a devolver créditos o a los planes de reconversión, de los grandes sectores encallados en el Instituto Nacional de Industria (INI), que se salvará de recortes tan drásticos como los de Renfe y otras empresas y podrá recibir un 9%, más de dinero constante cada año.

Desde el sector privado, también se observan con preocupación algunos de dichos recortes, en especial los que afectan a bienes de equipo y construcción.

La esperanza puesta por la Administración en que aumentos anuales del orden del 8% en las exportaciones tiren de la inversión no es compartida por los medios empresariales, a la vista de que, en dólares, las ventas al exterior van en la práctica a la baja y se han desacelerado hasta en pesetas en el mes de diciembre pasado. Tampoco se confía mucho en los efectos de la moderación salarial, la reducción de cotizaciones empresariales a la Seguridad Social y la política gubernamental de contención de precios y de tipos de interés.

Los avances que ha registrado durante los últimos años la Contabilidad Nacional en los excedentes empresariales, coincidiendo con la moderación salarial, no se han traducido en aumentos de empleo. Una encuesta sobre financiación realizada por la propia CEOE entre 1.884 empresas ha revelado que el 80,1% de las inversiones en el tercer trimestre de 1983 no han aumentado el empleo; el 45% fueron destinadas a mejoras técnicas, probablemente para sustituir puestos de trabajo; otro 29%, a ampliar capacidades, y otro 26%, a reponer maquinaria.

La incógnita estriba en que, si además de que gran parte de las inversiones no crean empleo, al menos a corto plazo, pueden servir de base a una estrategia de crecimiento económico basada a partir de ahora menos en el consumo y más en la formación de capital y las exportaciones.

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