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El 'caso Salomó' y el sumario de la colza

La tercera declaración de Enrique Salomó

Enrique Salomó ha prestado tres declaraciones en el sumario de la colza. La primera de ellas la realizó ante la policía, el 2 de agosto de 1981; la segunda, el 3 de agosto del mismo año, ante el juez de Reus; y la última, la más completa y extensa, la hizo el 30 de diciembre de 1981, en la prisión de Carabanchel.A lo largo de los 13 folios de su última declaración hay una línea argumenta que repite incansablemente, asegurando que se dedicaba "al desdoblamiento de aceites vegetales y animales para uso exclusivo de la industria", y que nunca se había dedicado a la comercialización de aceites para consumo humano.

Hay también unos leves trazos de su currículo profesional, cuando afirma que llevaba 25 años "en la actividad de aceites industriales", siendo sus conocimientos puramente producto de su experiencia en ese campo. Con anterioridad, indica, su familia tenía "almazares de aceite comestible y de orujo que destinaban a la industria, pero hace ya varios años que la familia no mantiene esa actividad".

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Pero, sobre todo, la citada declaración ilustra uno de los episodios más confusos del fraude de la colza. Se trata de la reunión en la cumbre que los industriales catalanes vascos presuntamente implicados en el fraude celebraron el 17 de junio de 1981, en una cafetería de Zaragoza. En las declaraciones precedentes, Salomó había negado su participación en esta reunión debido, según él, al estado de nerviosismo.

A la reunión de Zaragoza, que coincidió con el día en el que el Gobierno informó oficialmente al país de que el síndrome tóxico estaba provocado por el aceite de colza, asistieron los industriales vascos Juan Miguel y Fernando Bengoechea, y los catalanes Jorge Pich, Ramón Alabart y el propio Enrique Salomó. La reunión, según Salomó, la convocaron los hermanos Bengoechea para tratar del aceite de consumo.

Salomó insiste en su declara ción en hablar del semblante triste de los hermanos Bengoechea propietarios de la empresa RAPSA. "Como si estuvieran hundidos", asegura textualmente. Luego, de forma deslavazada, Salomó explica que en la reunión se habló del refino del aceite de colza, de la anilina, de su origen o del precio. El relato de Salomó se interrumpe para explicar que "se ausentó de la reunión para hablar por teléfono con su casa a fin de interesarse por el estado de su hija, que estaba hospitalizada". Cuando Salomó regresó al comedor, Juan Miguel Bengoechea explicó que un familiar le había comunicado que "la enfermedad de la neumonía atípica era por el aceite de colza que vendía él". Salomó, al ver tan preocupado a Juan Miguel Bengoechea, le aconsejó que se presentara a la policía. Pero estas reacciones son minimizadas por el propio Salomó, quien dice que esta afirmación la hizo Bengoechea para conseguir una rebaja en el precio del aceite de colza. Se intuye a través de estas declaraciones que, en realidad, la reunión de Zaragoza fue mucho más tumultuosa que lo que se pretende y que se había convocado para averiguar en qué punto de la cadena comercial se producía la intoxicación del aceite.

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