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Enfrentamientos entre los peronistas mientras esperan el regreso de 'Isabelita'

En un clima de abierta confusión ideológica y de disensiones personales han comenzado las reuniones y discusiones públicas del Movimiento Justicialista para encontrar algún tipo de organización interna antes del regreso, en febrero, de María Estela Martínez de Perón.El pasado viernes, los delegados de Buenos Aires se autoconvocaron y destituyeron a los congresistas elegidos por su partido y circunscripción, rechazando abiertamente la autoridad de Lorenzo Miguel, primer vicepresidente del justicialismo y líder de su brazo sindical.

La decisión de los peronistas porteños ha sido recliazada por la dirección del partido como contraria a los estatutos internos, pero puede provocar por simpatía una explosión análoga en el peronismo bonaerense, dirigido por el cuestionadísimo Herminio Iglesias.

Carente el justicialismo de dirección visible, hoy se reunirá su consejo nacional -es decir, los representantes de la Confederal General del Trabajo (CGT) unificada, el consejo federal, los gobernadores y los representantes de sus senadores y congresistas- para intentar encontrar una línea de acción coherente.

Tres meses después de su derrota histórica en las urnas, los peronistas no han procedido aún al menor análisis de su fracaso, y ni uno solo de sus dirigentes ha dimitido. Miguel Unamuno, ex ministro peronista de Trabajo y una de las personalidades solventes del justicialismo, reconoce la probabilidad de que se produzcan escisiones en el peronismo y admite que la llegada de la viuda de Perón para conducir el movimiento y el partido "marcará el epicentro de la crisis".

Algunos diputados del bloque justicialista se están raoviendo entre telones para empqjar al partido hacia una explícita opción socialdemócrata. Su situación, por el momento, es de debilidad al estar controlado el peronismo por su extrema derecha y en las vísperas de la llegada de una persona tan ideológicamente reaccionaria como Isabelita, contraria a una ley del divorcio o a que las mujeres compartan con sus maridos la patria potestad sobre sus hijos.

Pero el análisis de este grupo de congresistas del justicialismo parece bastante realista: si el peronismo se enquista en su derecha más obtusa, el radicalismo encontrará el camino libre para continuar triunfante su desplazamiento hacia la izquierda moderada y las masas juveniles en las que basó su triunfo de octubre.

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Esta semana será, por lo demás, decisiva en el pulso radical-peronista por la reforma del Código de Justicia Militar y el debate por la ley sindical. El Senado aprobará previsiblemente la primera ley, acaso a trueque de que los radicales rebajen sus pretensiones democratizadoras y de control público sobre los sindicatos. De este tenor será el trabajo legislativo hasta dentro de dos años, en que se renueven la mitad de las cámaras: un toma y daca entre el Congreso, de mayoría radical, y el Senado, de preponderancia peronista.

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